La detención de Pinochet marca el inicio de lo que se llama la “jurisdicción universal”. Un principio según el cual todos los Estados que han ratificado los Convenios de Ginebra, u otros convenios, tienen la obligación de procesar a los autores de crímenes masivos. Muchas jurisdicciones (europeas) pueden juzgar en casa a los autores de delitos cometidos en el extranjero. Augusto Pinochet fue detenido en Londres a petición de España, que quería juzgarlo. Varios funcionarios israelíes ya han sido objeto de órdenes de detención emitidas por jueces europeos: la ex ministra Tzipi Livni, por ejemplo, bajo orden de detención en el Reino Unido, Ariel Sharon en Bélgica y otros casos… Por lo tanto, es muy posible que tales procesamientos se iniciarán (incluso si son necesarios ciertos criterios. En Francia, el sospechoso debe estar presente en suelo francés, por ejemplo). El ministro Bezalel Smotrich, invitado a París el 13 de noviembre, finalmente desistió. Es posible que desistió porque la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) quiso solicitar una orden de arresto en su contra.
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