Por primera vez desde el inicio del conflicto, drones ucranianos intentaron atacar barcos rusos en el Mar Caspio. Aunque los objetivos no fueron alcanzados, la operación marca una expansión estratégica de Ucrania hacia áreas que alguna vez se consideraron seguras para Rusia.
Un atrevido ataque en el Mar Caspio
Mientras el conflicto en Ucrania se intensifica en tierra, Kiev intenta presionar a Rusia aumentando las ofensivas navales. Desde el espectacular ataque al crucero Moskva en 2022, la Flota rusa del Mar Negro ha sufrido numerosas pérdidas, lo que obligó a la Armada rusa a redesplegar varios de sus barcos a zonas más seguras. Esta vez, es en el mar Caspio, explica Le Figaro, a más de 1.000 kilómetros de las fronteras ucranianas, donde Ucrania intentó atacar, teniendo como objetivo los buques militares rusos estacionados en Kaspiisk, un puerto estratégico de Daguestán.
Los buques objetivo del ataque son el Tatarstan y el Daguestán, dos buques misilísticos de tamaño medio y con gran capacidad de ataque. Equipados con misiles de crucero Kalibr, estos barcos tienen la capacidad de alcanzar objetivos muy distantes, incluso en suelo ucraniano. Por tanto, esta ofensiva en suelo ruso pretende recordar a Moscú que su flota, incluso en regiones alejadas del principal campo de batalla, no es invulnerable.
Un fracaso militar pero una señal estratégica
A pesar de la ambición del ataque, los resultados tangibles siguen siendo inciertos. Los vídeos que circulan en Internet muestran drones ucranianos sobrevolando el puerto de Kaspiysk, pero no hay pruebas concretas de daños a los barcos rusos. En varios vídeos vemos incluso un dron derribado antes de alcanzar su objetivo, mientras otro dispositivo explota cerca de un barco sin dañarlo. El análisis de código abierto (OSINT) confirma que varios barcos de la Flota del Caspio han abandonado sus muelles para reducir su vulnerabilidad.
Las imágenes de satélite, publicadas después del ataque, no revelan rastros de barcos dañados o destruidos y muestran que los barcos permanecieron operativos. Por tanto, estos elementos sugieren que la ofensiva, aunque simbólicamente fuerte, no infligió ninguna pérdida real a la flota rusa del Caspio. Sin embargo, constituye una clara advertencia y una prueba del alcance estratégico de Ucrania, capaz ahora de amenazar objetivos situados mucho más allá de sus fronteras.
Mayor vulnerabilidad para Rusia
Para Rusia, este ataque sin precedentes en el Mar Caspio pone de relieve un nuevo desafío. Hasta ahora, la flota del Caspio, históricamente menos expuesta que la del Mar Negro, rara vez había sido atacada. Este disparo de advertencia empuja a Moscú a reforzar sus medidas de defensa en una zona que antes consideraba fuera del alcance de las fuerzas ucranianas. La flotilla del Mar Caspio, que es parte integral de la estrategia marítima rusa debido a sus capacidades de misiles de largo alcance, ahora debe ser protegida de posibles amenazas.
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