Henderson, Nevada,
Henderson, un suburbio de Las Vegas, tiene más de 300.000 habitantes, lo que convierte a esta rica ciudad en la segunda más grande de Nevada. Aquí es donde Donald Trump eligió venir el jueves para celebrar una reunión en el Lee’s Family Forum, una sala que acoge al equipo de hockey Silver Knights con capacidad para más de 6.000 personas.
A pocos días de las elecciones presidenciales, la visita del ex presidente y candidato republicano atrajo, por supuesto, a varios miles de entusiastas partidarios, confiados en su victoria. Varias horas antes de que se abrieran las puertas a última hora de la mañana, colas interminables se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Estos partidarios, una multitud heterogénea de todos los orígenes (blancos, afroamericanos, asiáticos y latinos), contrastan con la imagen de los votantes de Donald Trump. Todos parecen unidos en una misma esperanza: su regreso a la Casa Blanca.
Optimismo inquebrantable sobre la victoria de Trump
Bajo la atenta mirada de los agentes del Servicio Secreto y de la policía local, los participantes, bien preparados y ataviados con banderas, gorras y camisetas con los colores de la campaña “Trump 2024”, hicieron gala de un optimismo inquebrantable. Para ellos, una victoria de Kamala Harris simplemente no es posible. A través de sus testimonios se expresa una certeza inquebrantable, unida a una cierta desconfianza hacia el sistema electoral. Algunas voces todavía dirán teóricos de la conspiración.
Deborah Harris, una residente de Las Vegas que, a pesar de tener una pierna rota, no se perdería por nada una reunión de Donald Trump, resume el estado de ánimo predominante. “Creo que Trump ganará. Incluso creo que será un maremoto”, afirma con confianza. “Para mí, ganó las últimas elecciones. Para algunos es una teoría de la conspiración, pero no creo que haya perdido en 2020. Este año, no veo ninguna razón para que pierda a menos que haya fraude. Los partidarios de Donald Trump no son los monstruos que describen. No, no vamos a quemar el Capitolio, pero en caso de derrota puede que sea el momento de actuar”, dijo sin más comentarios.
Todavía hay desconfianza en el sistema electoral
Esta desconfianza en la integridad electoral la comparte Jimmy Liu, un californiano que vino especialmente para el evento. Al igual que Deborah Harris, sólo ve una explicación posible para la derrota de Donald Trump: el “fraude electoral”. “Si esto sucede, trabajaremos aún más duro para 2028 y lucharemos en todos los estados para evitar cualquier manipulación. Tomaremos acciones legales si es necesario”, asegura.
Prince Hernandez, un ex neoyorquino que se mudó a Las Vegas el año pasado, encarna esta diversificación del movimiento pro-Trump. Ex demócrata, gradualmente perdió la fe en su partido original y el impacto de la inmigración en el vecindario de su infancia lo empujó a reconsiderar su voto.
“Las escuelas están superpobladas, la inflación aumenta y no hay suficientes recursos. “No es una cuestión de raza, sino de realidad económica”, explica. El príncipe Hernández dice que le tranquiliza haber descubierto que la comunidad Trump no era el bastión del racismo que temía. “Me dijeron que los partidarios de Trump eran racistas, pero sólo sentí apertura y solidaridad”, dice.
Preocupación por el país en caso de victoria de Kamala Harris
Para muchos partidarios, una derrota de Donald Trump no sólo sería una decepción, sino un golpe fatal para el futuro del país. Lance Baker, que luce con orgullo una gorra y una camiseta pro-Trump, es categórico. “Si Donald Trump no gana, estamos jodidos. No habrá más elecciones. El país está acabado, se han ido tan a la izquierda que estamos casi en la era del comunismo. » Ante la idea de una presidencia de Kamala Harris, Lance Baker está considerando incluso mudarse a otro estado y llega incluso a predecir que ciertos estados como Texas o Arkansas podrían separarse.
Richard Newton, un afroamericano de unos cincuenta años apegado a ideas conservadoras, comparte este temor por el futuro del país. Para él, una derrota de Donald Trump significaría el colapso de la economía, la pérdida de libertades individuales y una apertura descontrolada de las fronteras. “Por supuesto, seguiremos luchando, pero de forma legal y pacífica”, precisa, excluyendo cualquier forma de violencia.
Compromiso inquebrantable, incluso en caso de derrota
Mientras algunos barajan la posibilidad de recurrir a manifestaciones pacíficas en caso de derrota, todos coinciden en un punto: su apoyo a Donald Trump y a los republicanos no flaqueará. Decididos a luchar por lo que consideran el “Estados Unidos auténtico”, estos partidarios expresan una lealtad y un fervor que va mucho más allá de una simple elección.
Para estos fervientes partidarios del expresidente, el futuro de su país está en juego e incluso en caso de derrota están dispuestos a movilizarse para defender los valores y la integridad del proceso electoral. Pero todo el mundo piensa ante todo en el recurso legal. Para ellos no es concebible un nuevo asalto al Capitolio como en 2021. Reconocen, sin embargo, que todavía quedan algunos partidarios incontrolables. Pero éste no es el mensaje mayoritario que pretenden enviar.
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