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Entre Trump y Harris, la lealtad de los principales votantes en cuestión

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ESTADOS UNIDOS – La lealtad no es una cualidad que necesariamente asociemos con la política. Y, sin embargo, en ello se basa en parte el sistema de votación para las elecciones presidenciales estadounidenses. Estados Unidos elige a su presidente mediante sufragio universal indirecto, lo que significa que los ciudadanos realmente votan por los electores, en este caso el 5 de noviembre, quienes son responsables de elegir al presidente y al vicepresidente.

Generalmente son los partidos Demócrata y Republicano quienes los nominan, por lo que ambos bandos seleccionan a personas leales a su bando. Sin embargo, algunos votantes importantes ya se han desviado de su compromiso, como puedes ver en el vídeo que encabeza el artículo.

Pero esto sólo ha sucedido cien veces desde la creación del país. Sin embargo, esta posibilidad da ideas. Por ejemplo en 2020, tras la derrota de Donald Trump ante Joe Biden. Los republicanos denunciaron una elección amañada y esperaban convencer a los votantes de que fueran infieles para poder “corregir” el resultado de las elecciones… En vano.

El tema ya había llegado hasta el Tribunal Supremo estadounidense después de las elecciones de 2016 (Donald Trump ganó por estrecho margen a Hillary Clinton), que confirmó que los Estados pueden obligar a los electores a respetar su compromiso. De los 50 estados americanos, sólo 38 tienen una ley al respecto (incluidos algunos estados indecisos) y las sanciones no están armonizadas. Un elector infiel corre el riesgo de prisión y la cancelación de su voto en algunos estados, pero en otros sólo tendría que pagar una multa y su voto seguiría contando.

Para los críticos del colegio electoral, es una debilidad que plantea un riesgo democrático. Si históricamente los votantes infieles han sido raros y nunca han anulado una elección, el hecho de que exista tal falla no hace que tal escenario sea improbable.

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