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Inundaciones en Chad: una crisis humanitaria en curso

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Las devastadoras inundaciones que afectan actualmente al Chad están poniendo a prueba la resiliencia de las poblaciones y planteando grandes preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y las condiciones de vida.

Los fenómenos meteorológicos extremos, exacerbados por el cambio climático, tienen graves consecuencias para las ya vulnerables comunidades del Chad.

Desde el inicio de la temporada de lluvias en julio de 2024, el país ha experimentado precipitaciones récord, que provocaron inundaciones en varias regiones, incluida Yamena, en el sur y el este del país. Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 500.000 personas se han visto directamente afectadas por estas inundaciones, con miles de viviendas destruidas y infraestructuras dañadas. Más de 500 personas murieron.

En Yamena la situación sigue siendo alarmante. Las aguas de los ríos Chari y Logone amenazan con desembocar en la ciudad. Algunos barrios ya se ven afectados por el desbordamiento de estas aguas. El nivel del río Chari alcanzó, el 9 de octubre de 2024, 8,18 metros, frente a los 7,16 metros de 2022. Un nivel crítico según el gobierno.

Una situación alarmante

Las zonas rurales de Chad, donde la agricultura es la principal fuente de sustento, se han visto especialmente afectadas. Los cultivos de sorgo, mijo y maní han quedado sumergidos, provocando pérdidas económicas considerables y amenazando la seguridad alimentaria. Los expertos estiman que la producción agrícola podría caer entre un 30 y un 50% este año, aumentando el riesgo de hambruna en algunas regiones.

Las inundaciones también provocaron desplazamientos masivos de población. Miles de familias se han visto obligadas a huir de sus hogares, buscando refugio en refugios temporales, a menudo inadecuados. Las condiciones sanitarias en estos campos son preocupantes, con acceso limitado a agua potable e instalaciones sanitarias adecuadas. Los riesgos de propagación de enfermedades como el cólera y la malaria están aumentando.

Movimientos masivos de población

El gobierno chadiano, en colaboración con ONG locales e internacionales, ha implementado esfuerzos de asistencia, pero los recursos siguen siendo limitados. La respuesta humanitaria se ve obstaculizada por la persistente inseguridad en algunas regiones, lo que dificulta el acceso a las zonas más afectadas.

Las inundaciones no sólo afectan a las poblaciones humanas, sino también al medio ambiente. La destrucción de los ecosistemas locales y la contaminación de los recursos hídricos son consecuencias graves que podrían tener repercusiones a largo plazo. Los humedales, vitales para la biodiversidad, son particularmente vulnerables y su degradación podría dañar la fauna y la flora locales.

Un impacto ambiental considerable

Para abordar esta crisis, los expertos piden soluciones sostenibles, como mejorar la infraestructura hídrica, concienciar a la comunidad sobre los riesgos de inundaciones y adoptar prácticas agrícolas resilientes. Chad también debe fortalecer su capacidad para anticipar y responder a los desastres naturales, en particular mejorando los sistemas de alerta temprana.

CA/SF/ac/APA

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