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Últimos focos sobre las obras antes de la reapertura de la Catedral de Notre Dame en París

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“Sólo queremos decirte bien hecho y gracias”, continúa el sexagenario.

La operación, que se enmarca en las Jornadas del Patrimonio, adquiere este año un carácter particular. En menos de tres meses, esta obra maestra del arte gótico volverá a abrir sus puertas tras el gigantesco incendio de abril de 2019 que la devastó parcialmente y despertó una conmoción mundial.

Se ha hablado mucho de este extraordinario proyecto de 700 millones de euros, pero Fabien Guignard-Fauconnier, escultor y restaurador del taller Jean-Loup Bouvier, recuerda sobre todo el estado de ánimo que unió a los cientos de empresas y artesanos.

Incendio en Notre Dame de París – Francia: Ocho campanadas vuelven a sonar en Notre Dame de París, tres meses antes de su reapertura

“Lo más bonito fue esta hermandad. Es un poco como que todo lo que había hecho antes era llegar a este momento”, dice.

De cara a los visitantes, este jefe de obra que supervisó la renovación de 2.300 esculturas en Notre Dame cuenta sus conversaciones con las demás empresas implicadas en el proyecto. “La idea era: ‘¿Cómo puedo afrontar esto? Pasaría de largo sin más. ¿Qué opinas?’”.

“Si funcionó es porque creamos un espíritu de equipo entre todas las empresas, algunas de las cuales suelen ser competidoras”, afirma Philippe Jost, presidente de la institución pública encargada del proyecto, que destaca también el alma extra que aporta la reconstrucción de un monumento de estas características.

“Notre Dame se moviliza, se unifica”, declaró a la AFP.

“Muy bueno”

Más adelante, a lo largo del patio delantero, un carpintero se encuentra de pie sobre un roble colocado horizontalmente sobre caballetes y golpea con su hacha la corteza, dejando solo el corazón del árbol.

Esta técnica, que permitió reconstruir la misma estructura que hace casi un milenio, fue enseñada por Rémy Desmonts a otra empresa especializada en el corte mecánico de madera, con la que se alió para responder a la licitación de Notre-Dame.

“Es realmente fantástico”, afirma este carpintero de 63 años afincado en Normandía, que describe el cuidado que requiere la selección de los árboles que formarán la nueva estructura.

Los robles fueron talados durante la “luna menguante”, cuando la savia circula menos y la madera está más seca y, por tanto, menos permeable a la infiltración de insectos.

Notre Dame de París: imágenes del interior de la catedral, un mes después del incendio

“Hemos podido demostrar que los franceses no han perdido su saber hacer y los Juegos Olímpicos también lo han demostrado”, afirma con satisfacción.

Entre el público, Claire está encantada: “Es mágico y provoca admiración”, afirma esta sexagenaria.

Verter plomo para el revestimiento del tejado y los adornos, demostrar técnicas de renovación de la pintura interior o montar andamios: casi todos los oficios empleados en la obra tienen su pequeño espacio en este “pueblo”, donde los más pequeños aprenden a cortar piedras o a construir una catedral con Lego.

También llama la atención el stand dedicado al nuevo sistema de extinción de incendios. En el momento del incendio, Notre Dame solo contaba con un sistema de detección de humo que tuvo que ser completado con un control humano.

Notre-Dame está ahora equipada con más de 300 puntos de detección, incluidas cámaras térmicas, que detectarán niveles anormales de calor o humo y activarán automáticamente un sistema de extinción de incendios mediante agua nebulizada.

Las tuberías que recorren el armazón y la aguja permitirán liberar “una niebla de agua” para extinguir rápidamente un incendio, limitando al mismo tiempo los “daños colaterales” a las estructuras de madera, explicó a la AFP Éric Lazzari, de la empresa Détection électronique française (DET).

“Es sencillo, en términos de protección contra incendios pasamos de 0 a 100”, resume.

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