Pero eso no es todo, hay que tener en cuenta el contexto general. En primer lugar, está la falta de soluciones para encontrar gas en otros lugares. Qatar puede representar parte de la solución, pero ya abastece a muchos países asiáticos, que no podrán contar con suficiente gas ruso para crear un equilibrio. Además, si Rusia todavía nos suministra gas licuado por barco, esta fuente también se encuentra bajo presión debido a los juegos geopolíticos.
Con los precios de la energía al alza, esto es lo que nos espera para el otoño y el invierno: “la situación es muy preocupante”
Finalmente, es el clima el que interviene. En los últimos meses, el cielo no nos ha dado tregua para aliviar la producción eléctrica. En 2024, faltaba viento para hacer funcionar las turbinas eólicas, lo que provocó que la producción cayera un 11% respecto a 2023. Y si la energía solar batió un récord (+15% respecto a 2023), esto no fue suficiente para llenar el agujero, especialmente porque 2024 fue el año menos soleado en 25 años.
Por lo tanto, para los primeros meses de 2025, debemos esperar que brille el sol, que el viento sople con normalidad (una tormenta como la del lunes no ofrece ninguna ventaja particular) y que las temperaturas sean más bien suaves. Porque si las energías renovables no pueden satisfacer la demanda, tendremos que recurrir a centrales eléctricas alimentadas con gas (cuyo precio, por tanto, está aumentando) o importarlas de los países vecinos. Y esto está lejos de ser gratuito.
La buena noticia es que en enero los precios de los proveedores aumentaron sólo ligeramente en comparación con el mes anterior. Un nuevo contrato sigue siendo pagadero, y es mejor firmar un contrato fijo -si hay que cambiar- dados los complicados meses que se avecinan.
