Espectaculares incendios afectan a California desde el martes. Al menos 30.000 personas que viven en las colinas que dominan Los Ángeles, en la costa oeste estadounidense, están afectadas por una orden de evacuación. Las llamas, propagadas por un fuerte viento, suponen un “peligro mortal”, según las autoridades.
El incendio principal se produjo el martes por la mañana en el barrio de Pacific Palisades, poblado de villas multimillonarias en las montañas al noroeste de la ciudad. Ya ha devastado cerca de 1.200 hectáreas. Es casi el equivalente al distrito 12 de París, incluido el Bois de Vincennes.
Las autoridades identifican “muchas estructuras ya destruidas”, explicó Gavin Newsom, gobernador de California, el equivalente a un presidente.
Muchos residentes fueron evacuados presas del pánico, con sólo unas pocas pertenencias y sus mascotas. Muchos se han quedado atrapados en el tráfico, como Kelsey Trainor. “No había ningún lugar adonde ir y la gente abandonaba sus coches”, dijo. “Todos tocaban las bocinas, había llamas a nuestro alrededor, izquierda, derecha (…) Fue aterrador. » Los bomberos tuvieron que despejar la vía con una topadora para acceder al barrio.
Se espera que los vientos cálidos sigan soplando hasta 160 km/h. “Esperamos que este sea el evento de viento más fuerte desde 2011”, advirtió Daniel Swain, especialista en eventos extremos de la Universidad UCLA. Pero el riesgo de incendio es, según él, “mucho mayor” que en aquel momento. Después de dos años muy lluviosos que revitalizaron la vegetación, el sur de California sufrió “el comienzo del invierno más seco registrado”. Todo lo que ha vuelto a crecer actúa ahora como combustible. Durante la noche también se produjo un segundo incendio en Pasadena, al norte de Los Ángeles.