Por primera vez se han tomado fotografías de un pueblo indígena en el Amazonas, Brasil. Nunca se ha establecido contacto con esta misteriosa comunidad.
Se sabe muy poco sobre esta tribu: su lengua, su religión o simplemente su nombre siguen siendo un misterio. Una comunidad amazónica, totalmente aislada y aún poco conocida, fue fotografiada por primera vez por una fundación brasileña.
Las fotografías fueron reveladas por el diario británico The Guardian y el periódico brasileño O Globo el 22 de diciembre. De hecho, los dos medios colaboraron en un reportaje en Brasil, utilizando los dispositivos automáticos de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai), repartidos por la zona. Las fotos habrían sido tomadas entre 2019 y 2024, a pocos kilómetros de la frontera con Bolivia.
Una comunidad de 200 a 250 personas.
En estas imágenes es posible observar a un grupo de hombres desnudos, moviéndose por la selva. Los hombres del pequeño grupo (llamado “Massaco”, en relación con un río que cruza el Amazonas), probablemente de entre 30 y 40 años, fueron equipados con palos que luego plantaron en el suelo para demarcar sus tierras. Se trata de una “práctica utilizada para disuadir a los pueblos aislados de aventurarse en granjas o aserraderos para recoger herramientas”, explica el periodista del Guardian.
Sin embargo, después de varios años de observaciones a través de estas fotografías, los investigadores pudieron concluir ciertos hechos. La tribu estaría formada por entre 200 y 250 personas y sus miembros cazarían utilizando arcos de tres metros de largo. Además, pueden trasladar sus aldeas según las estaciones.
La fundación también encontró pequeños juguetes y huellas, lo que indica la presencia de niños.
Observar desde la distancia
En Brasil se han identificado formalmente un total de 29 comunidades aisladas y se han reportado 85 más. “El crecimiento de los pueblos aislados es sin duda una maravillosa noticia, pero por otro lado nos alerta del riesgo inminente de contacto”, subraya Altair Algayer, miembro de la Funai, a los medios brasileños. “No sólo porque esto podría llevar a la necesidad de tierras adicionales, sino también por el cambio climático”, afirma.
En efecto, si inicialmente la primera misión de la fundación era entrar en contacto con estos pueblos, hoy intenta evitar cualquier acercamiento. Por ejemplo, un encuentro podría introducir enfermedades desconocidas en estas comunidades.