Según información de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas de Brasil (Funai), el país alberga al menos 28 comunidades aisladas. EL Guardián y el periódico brasileño El globo Acaban de revelar imágenes nunca antes vistas de uno de ellos, los Massaco. Tomadas en 2019 y 2024, estas fotografías fueron obtenidas mediante cámaras ocultas dentro de la zona ocupada por este pueblo, que se encuentra en el corazón de la selva amazónica, a pocos kilómetros de la frontera con Bolivia.
Arcos de tres metros
Los Massaco se distinguen ante todo por las formidables trampas de madera que colocan, capaces de arrancar un neumático de tractor, y por sus habilidades de caza. Los arcos y flechas encontrados en sus campamentos abandonados pueden superar los tres metros, lo que los sitúa entre los más largos jamás observados en la Amazonía. “No tenemos idea de cómo disparan sus flechas”, admite Altair Algayer, responsable de su protección en la Funai. Otros indígenas también intentan comprender, reír y decir que es imposible. No tenemos respuesta a este misterio”.
Al hacer clic en“Acepto”aceptas el depósito de cookies por parte de servicios externos y así tendrás acceso al contenido de nuestros socios.
Más información en la página de Política de gestión de cookies
Acepto
Según la antropóloga Amanda Villa, quien entrevistó a varias comunidades vecinas, los Massaco también son conocidos por sus grandes tapiris, una especie de choza con techo de paja. Los miembros de la comunidad usan el pelo largo y los hombres se dejan crecer el bigote. Por otro lado, las joyas y los piercings parecen estar ausentes de su vida diaria. Su idioma sería completamente diferente a todos los de la región. Finalmente, tienen la costumbre de apilar cráneos de animales en postes, y muchas veces delimitan sus territorios con estacas.
Riesgos de contacto
“Durante nuestras expediciones más recientes y en imágenes de satélite, vimos más tapiris nuevos, por lo que no me sorprendería que fueran 300 individuos”, estima Altair Algayer. Según estos últimos, su población no superaba los 120 miembros en los años 1990. Fue también en esta época cuando la Funai dejó de intentar establecer contactos pacíficos con comunidades indígenas aisladas, en particular debido al riesgo de transmisión de enfermedades. Sin embargo, la institución continúa dejando a los Massacos herramientas de metal, como machetes y hachas, para que no se vean tentados a saquear las fincas vecinas.
Los Massaco no son las únicas comunidades aisladas que prosperan. Según un informe de 2023 publicado en la revista científica NaturalezaSegún análisis de imágenes satelitales, poblaciones aisladas en el estado de Acre, en el oeste de Brasil, aumentaron sus cultivos un 17% cada año entre 2015 y 2022. Si bien este crecimiento representa una buena noticia para la preservación de estos frágiles pueblos, también plantea nuevos temas. De hecho, los riesgos de contacto deberían aumentar en los próximos años, ya sea por falta de espacio o por las consecuencias del cambio climático. “Si los pueblos aislados se quedan sin agua, se acercarán a otras poblaciones”, predice Altair Algayer.