La movilización va en aumento, más de siete semanas después del derrumbe del tejado de una estación de ferrocarril en el norte de Serbia, que provocó la muerte de quince personas. Miles de personas se manifestaron el domingo 22 de diciembre en Belgrado para exigir responsabilidades a quienes están en el poder. Desde la tragedia ocurrida en la ciudad de Novi Sad a principios de noviembre, el gobierno serbio ha estado bajo presión de los manifestantes, muchos de los cuales acusaron a las autoridades de corrupción y negligencia en el control de las infraestructuras públicas.
Organizada por estudiantes, la manifestación del domingo en la capital serbia comenzó con quince minutos de silencio en homenaje a los quince muertos, constató in situ la Agencia France-Presse (AFP). También estuvieron presentes agricultores, actores y otras personas de toda Serbia.
Los manifestantes ocuparon la plaza Slavija, bloqueando prácticamente todo el centro de la ciudad. Exigieron una vez más la dimisión del Primer Ministro, Milos Vucevic, y del alcalde de Novi Sad tras la catástrofe, así como la comparecencia ante los tribunales de los responsables de este asunto.
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Movilización creciente
Los estudiantes también exigieron que se procese a quienes agredieron a manifestantes durante movilizaciones anteriores, así como la anulación de los cargos contra sus compañeros que participaron en las manifestaciones.
En total, catorce personas, de entre 6 y 74 años, murieron el 1es noviembre, cuando se derrumbó el techo de la estación, tras importantes obras de renovación del edificio. Una decimoquinta víctima murió en el hospital unas semanas después.
Desde esta tragedia, la tensión contra el gobierno ha aumentado, con manifestaciones organizadas periódicamente en toda Serbia y bloqueos de calles diarios de quince minutos. Durante determinadas reuniones estallan actos de violencia esporádicos.
El sábado, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, dijo que no daría marcha atrás ante los manifestantes. Al mismo tiempo, alentó la concesión de subvenciones para la compra de apartamentos o casas para los jóvenes, lo que muchos vieron como un intento de aliviar su enfado. El viernes, el gobierno también anunció su intención de cerrar las escuelas antes de lo previsto durante las vacaciones de invierno.
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