En Mayotte está en marcha una carrera contrarreloj para ayudar a las víctimas de este archipiélago francés en el Océano Índico devastado por un ciclón mortal, donde falta agua y alimentos, y para tratar de encontrar supervivientes entre los escombros de los barrios chabolistas.
Los ministros dimisionarios del Interior y de Ultramar, Bruno Retailleau y François-Noël Buffet, así como su colega mahorais Thani Mohamed-Soilihi, serán esperados el lunes hacia el mediodía (10:00 horas en París) en el departamento más pobre de Francia, donde las autoridades Temen “varios cientos” de muertes, tal vez incluso “unos pocos miles”.
Será “muy difícil” hacer una valoración final porque la tradición musulmana, muy arraigada en Mayotte, exige que el difunto sea enterrado “en un plazo de 24 horas”, explicó el domingo por la tarde el prefecto François-Xavier Bieuville.
Además, la población ilegal del territorio supera las 100.000 personas según el Ministerio del Interior -sobre unos 320.000 habitantes contabilizados oficialmente-, lo que hace improbable un recuento exhaustivo de los muertos.
Emmanuel Macron presidirá una reunión en el centro interministerial de crisis del Ministerio del Interior el lunes a las 18.00 horas, informó el Elíseo.
Con ráfagas de viento de más de 220 km/h, el ciclón Chido, el más intenso que ha experimentado Mayotte en 90 años, arrasó el sábado el pequeño archipiélago donde alrededor de un tercio de la población vive en viviendas precarias, totalmente destruidas.
“Es una masacre”
Chozas destruidas, tejados de hojalata arrancados, postes eléctricos caídos, árboles arrancados de raíz… Los vecinos, que permanecieron confinados durante el paso del ciclón, descubrieron, atónitos, escenas de caos. En todo el territorio, muchas carreteras están intransitables y muchas comunicaciones cortadas.
“Es una matanza. “El tribunal, la prefectura, muchos servicios, comercios, escuelas están sobre el terreno”, explicó a la AFP Ousseni Balahachi, enfermero jubilado desde Mamoudzou, la “capital” de Mahores. El hospital se inundó y, según él, se corre el riesgo de no poder atender en buenas condiciones a los numerosos heridos.
La situación del sistema sanitario en Mayotte está “muy degradada, con un hospital muy dañado y centros médicos que tampoco funcionan”, confirmó el lunes la ministra de Sanidad, Geneviève Darrieussecq.
La torre de control del aeropuerto de Mayotte-Dzaoudzi sufrió daños importantes y la reanudación de los vuelos comerciales no está prevista hasta “en el mejor de los casos diez días”, afirmó el lunes a la AFP una fuente de la prefectura.
Un puente aéreo y marítimo está desplegado desde la isla de Reunión, territorio francés a 1.400 kilómetros de distancia en línea recta, para enviar equipos y personal médico y de socorro. Se envían como refuerzo un total de 800 efectivos de seguridad civil, con un hospital de campaña y equipos de transmisión por satélite.
Los socorristas esperan encontrar muchas víctimas entre los escombros de los barrios marginales densamente poblados, especialmente en las alturas de Mamoudzou, dijo el alcalde de la ciudad, Ambdilwahedou Soumaila.
“El hambre está empezando a aumentar”
Numerosos inmigrantes indocumentados de los barrios marginales no se habían alojado en los albergues previstos por la prefectura, “pensando que les tenderían una trampa (…) para recogerlos y sacarlos fuera de las fronteras”, según la ex enfermera Ousseni. Balahachi.
Numerosas víctimas llegaron el domingo a centros de alojamiento, informó Salama Ramia, senador de Mayotte. “Pero lamentablemente no hay agua ni electricidad y el hambre está empezando a aumentar. Es urgente que llegue ayuda, sobre todo cuando vemos niños, bebés, a los que no tenemos nada concreto que ofrecer”, expresó alarma el funcionario electo en BFMTV.
“Algunos de mis vecinos ya tienen hambre y sed”, lamenta también Lucas Duchaufour, fisioterapeuta que vive en Labattoir, un pueblo de la isla de Petite-Terre.
Los residentes hablan de un clima de inseguridad, con escenas de saqueos en la zona industrial de Kawéni, en Mamoudzou, según informó a la AFP Frédéric Bélanger, de 52 años.
“Tenemos miedo de ser atacados, de ser saqueados”, confió Océane, enfermera del centro hospitalario de Mayotte, a BFMTV. Unos 1.600 policías y gendarmes están movilizados sobre el terreno, especialmente para “evitar saqueos”, indicó el prefecto.
Al visitar Córcega el domingo, el Papa Francisco dijo que apoyaba “en espíritu” a las víctimas de esta “tragedia”. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró que la UE estaba dispuesta a ayudar a Francia “en los próximos días”.
(afp)