El Parlamento ruso acaba de sellar un espectacular aumento del gasto militar para 2025. Con un aumento previsto del 30%, este presupuesto refleja un Kremlin centrado en el esfuerzo bélico, a pesar de un fuerte impacto económico sobre la población.
Explosión del gasto militar: una carga histórica
Para 2025Rusia gasta casi 119 mil millones de euros en Defensa, o más del 6% de su PIB. Estos gastos representan el 40% del presupuesto federal, una cifra no vista desde la caída de la URSS en 1991. Este proyecto de ley, validado por ambas cámaras del Parlamento, será promulgado próximamente por Vladimir Putin.
Este presupuesto ya es la tendencia de 2024, donde el gasto militar ya había aumentado un 70%, alcanzando el 8,7% del PIB. Semejante reorientación demuestra el compromiso total del Kremlin con el conflicto ucraniano, calificado de “de naturaleza global” por Vladimir Putin hace unos días, exacerbando así las tensiones con Occidente.
Desde 2022, la economía rusa se ha transformado para satisfacer las necesidades militares. El complejo militar-industrial se ha expandido rápidamente, con el reclutamiento masivo de cientos de miles de trabajadores. Sin embargo, esta estrategia tiene un costo: inflación galopante.
De hecho, a pesar de que el Banco Central elevó la tasa clave al 21%, La inflación ronda el 8,5%, más del doble del objetivo. Este aumento de precios tiene un grave impacto en el poder adquisitivo de los ciudadanos rusos, ya debilitado por las sanciones económicas occidentales. Las prioridades presupuestarias dejan poco espacio para el gasto social, lo que empeora las disparidades económicas.
Militarización de la sociedad: un punto de inflexión estratégico
La militarización de la sociedad rusa va en aumento. Un decreto firmado por Vladimir Putin en septiembre de 2024 prevé un aumento del 15% del personal militar, lo que eleva el ejército a 1,5 millones de soldados, o 1 de cada 50 activos rusos.
Este aumento, junto con un presupuesto récord, marca una clara ruptura con las políticas presupuestarias postsoviéticas. El objetivo es claro: consolidar la posición de Rusia en un conflicto en el que se opone a Ucrania e, indirectamente, a sus aliados occidentales.
Este colosal presupuesto refleja una intensificación de las hostilidades entre Moscú y Occidente. Putin amenazó explícitamente con usar armas contra los países que apoyan a Ucrania. Estas declaraciones, combinadas con los ataques ucranianos en suelo ruso con misiles occidentales de largo alcance, ponen de relieve un aumento de los riesgos geopolíticos.
Para Jean de Gliniasty, ex embajador en Rusia, una “escalada nuclear sigue siendo improbable”, pero las tensiones actuales plantean una amenaza creciente a la estabilidad internacional. Al invertir masivamente en el ejército, El Kremlin parece dispuesto a prolongar el conflicto.a costa de un aislamiento económico y diplomático aún más masivo.
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