Para el presidente del comité militar de la OTAN, el almirante holandés Rob Bauer, sea cual sea el resultado de la guerra en Ucrania, los aliados tendrán un “problema ruso”. De ahí sus repetidos llamamientos a anticiparlo, como acaba de hacer dos veces, durante la Conferencia de Seguridad de Berlín, el 20 de noviembre, y ante el Centro de Política Europea, cinco días después, en Bruselas.
Primero, el almirante Bauer señaló lo obvio: al ser una alianza defensiva, la OTAN no atacará a Rusia. Además, añadió, “daremos el primer golpe. Porque Rusia iniciará el conflicto. Nosotros no”.
Además, prepararse para esto requiere un aumento del gasto militar, y el 2% del PIB ahora se considera un “piso” y ya no un “techo”. Esto implica no sólo desarrollar nuevas capacidades sino también ser capaz de implementar los nuevos planes defensivos desarrollados por la OTAN.
Sin embargo, antes de llegar a un enfrentamiento, el almirante Bauer subrayó la importancia de la disuasión, que, según él, no es sólo militar… sino también económica. “Durante dos años y medio, he estado tratando de convencer a los líderes empresariales de que piensen en estas dos preguntas: ¿Está mi empresa preparada para la guerra? ¿Y qué puede hacer ella para evitar la guerra? “, dijo, antes de admitir que lo segundo puede parecer sorprendente.
Pero ella no está tan preocupada. “Si podemos garantizar que se puedan proporcionar todos los servicios y bienes esenciales pase lo que pase, entonces eso será una parte clave de nuestra disuasión”. Además, señaló, los europeos “observaron esto con su suministro de energía” cuando Rusia invadió Ucrania.
“Pensábamos que teníamos un acuerdo con Gazprom… pero en realidad teníamos un acuerdo con [le président russe] Putin”, recordó el almirante Bauer. Y esto también se aplica a China, ahora descrita por la OTAN como uno de los “competidores sistémicos” que buscan “socavar el orden internacional basado en reglas”.
“Lo mismo ocurre con la infraestructura y los bienes chinos: de hecho tenemos un acuerdo con [le président] Xi”, continuó el almirante Bauer. “El 60% de las tierras raras se producen en China y el 90% de estos materiales se transforman en China. El 90% de los componentes químicos utilizados para sedantes, antibióticos, antiinflamatorios y medicamentos para la hipotensión provienen de China”, continuó. E insistir: “Somos ingenuos si pensamos que el Partido Comunista [chinois] Nunca usaré este poder.
Sin embargo, los líderes empresariales no son los únicos afectados. La pelota también está en el tejado de los líderes políticos. Por lo tanto, es probable que el “pacto verde” apoyado por la Comisión Europea dé un lugar de honor a los intereses de China dado que, según el último informe de la Agencia Internacional de Energía [AIE]domina con creces los mercados de los coches eléctricos, las turbinas eólicas, los paneles fotovoltaicos, las baterías y las bombas de calor…
Además, también corresponde a los poderes políticos garantizar que las infraestructuras críticas no caigan en manos de intereses chinos… Como ocurrió en el puerto de Hamburgo, donde el capital de la empresa operadora se abrió recientemente al grupo COSCO, a pesar de las advertencias de la OTAN.
De todos modos, para el almirante Bauer, los líderes empresariales, tanto en Europa como en América del Norte, deben “comprender que las decisiones comerciales que toman tienen consecuencias estratégicas sobre la seguridad de su nación”.