Los socorristas descubrieron el martes cuatro cadáveres y cuatro supervivientes, entre ellos dos suizos, un día después del hundimiento de un barco turístico en el Mar Rojo frente a la costa de Egipto. El barco transportaba a 44 personas, entre ellas 31 turistas, que se dirigían a una expedición de buceo. Ocho personas siguen desaparecidas. Este drama revive recuerdos dolorosos para Gérard Jacot, residente en el Jura.
Porque este buceador informado de Saignelégier también fue víctima de un naufragio. Fue el pasado mes de febrero, también en el Mar Rojo, en un barco de la empresa Dive Pro, la misma empresa que fletó el yate que se hundió el lunes. Se produjo un incendio en el barco en el que viajaban 31 personas.
“Éramos tres suizos, mi esposa, yo y una mujer de Berna. Tuvimos que evacuar a las 4:30 de la mañana. Tuvimos que esperar ayuda en los botes salvavidas, solos en el mar, durante cuatro horas. Fue aterrador. Y lo perdimos todo, equipos, pasaportes, etc.”, afirma. Una pasajera perdió la vida en el accidente.
Aunque aún no sabemos los motivos exactos de la tragedia ocurrida el lunes, Gérard Jacot recuerda con temor la falta de seguridad a bordo de su barco. “Era nuevo y lujoso”, dice. Pero los extintores no estaban a la altura, los chalecos salvavidas eran camisas y uno de los barcos no tenía combustible en el motor, afirma. Peor aún: “El personal no estaba capacitado en seguridad. ¡Algunos empleados ni siquiera sabían nadar!
Por ello, Gérard Jacot aconseja a todos aquellos que deseen bucear en Egipto que garanticen su seguridad a bordo y controlen los dispositivos de emergencia y los extintores. “Un barco turístico egipcio no es el CGN en el lago Lemán”, insiste. Regresó a Egipto en julio, “para llorar”. Y se zambulló de nuevo. A partir de ahora quiere estar cerca de la costa y tener barcos cerca del suyo.
Un especialista en buceo no puede explicar la tragedia.
Dany Poilane es el director de la agencia de viajes Ultramarina en Villeneuve (VD) y Ginebra. Se especializa en buceo desde hace quince años. “Egipto es la meca del buceo en el mundo. Por eso hay muchos proveedores de servicios en el lugar”, confiesa. La tragedia no se puede explicar, sobre todo porque el barco era reciente y los naufragios se deben, la mayoría de las veces, a varamientos o incendios. Reconoce: “Como en todas partes, algunos proveedores priorizan el dinero sobre la seguridad”. Por eso su agencia trabaja in situ con una selección limitada de socios, los mismos desde hace años. En cuanto a si esta serie de accidentes en el Mar Rojo puede afectar a los viajes de buceo a Egipto, no lo cree así. “La gente sabe cómo arreglar las cosas. Y mucha gente trabaja muy bien allí, así que no creo que sea un destino que deba evitarse”.