Tras el auge de la extrema derecha y la sorpresiva clasificación de un candidato prorruso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Rumanía se prepara para unas elecciones legislativas de alto riesgo el domingo.
Este país de Europa del Este, vecino de Ucrania, miembro de la UE y de la OTAN, había resistido hasta ahora posiciones nacionalistas, distanciándose de Hungría o Eslovaquia.
Pero en una noche espectacular, perdió el rumbo, expulsando de la carrera al favorito de las encuestas, el Primer Ministro proeuropeo, Marcel Ciolacu. El líder socialdemócrata, que deja la presidencia del partido, admitió su derrota el lunes y “no impugnará” los resultados.
Tras contar todas las papeletas, quedó tercero con el 19,15% de los votos, justo detrás de Elena Lasconi, de 52 años, alcaldesa centrista de una pequeña ciudad (19,18%).
“Por la paz”
El 8 de diciembre se enfrentará al invitado sorpresa de esta segunda vuelta, Calin Georgescu (22,94%), un asesino de la OTAN que en el pasado confió su admiración por el presidente ruso Vladimir Putin.
Este tecnócrata anti-vacunas de 62 años, impecablemente vestido, sorprendió tras una campaña en TikTok que se volvió viral en los últimos días, centrada en la necesidad de detener todo apoyo a Kiev. “Esta noche, el pueblo rumano clamó por la paz. Y gritó muy fuerte, muy fuerte”, reaccionó el domingo por la noche.
Deberá hablar en su canal de YouTube esta tarde a las 18 horas desde su casa, por falta de sede, explicaron sus equipos.
En la segunda vuelta se esperaba otro candidato de extrema derecha: George Simion, líder del partido AUR (Alianza para la Unidad de los Rumanos).
El técnico de 38 años se tiene que conformar finalmente con el cuarto puesto, con un 13,87%. Felicitó a su oponente y se alegró de que un “soberanista” se encontrara en la segunda vuelta.
Con estos dos candidatos, la extrema derecha obtuvo más de un tercio de los votos. “Ella es, con diferencia, la gran ganadora de estas elecciones”, resume el politólogo Cristian Pirvulescu.
Con estos buenos resultados, debería beneficiarse de “un efecto contagio” en las elecciones legislativas del 1 de diciembre, predice. Lo que augura negociaciones difíciles para formar una coalición.
Los partidos antisistema “tienen el viento a favor. Queda por ver si lograrán subirse a la ola”, comentó el sociólogo Gelu Duminica.
“No más reverencias”
Por otro lado, por parte de los partidos tradicionales, “es una debacle”, añade. Los socialdemócratas, herederos del antiguo partido comunista que ha estructurado la vida política del país durante más de tres décadas, fueron eliminados en la primera vuelta por primera vez desde la caída del comunismo en 1989.
En cuanto a los liberales del PNL con los que gobiernan actualmente, su candidato Nicolae Ciucă, general retirado y ex Primer Ministro, ha sido derrotado y también se retira de la presidencia de su partido.
Según los analistas, los rumanos se han mostrado hartos en un clima social y geopolítico tenso.
La inflación ha alcanzado máximos en los últimos años y los temores de una exportación del conflicto ucraniano son fuertes en este país que se ha convertido en estratégico para el flanco oriental de la OTAN, donde se encuentran regularmente restos de drones.
En las calles de Bucarest reinaba la incredulidad ante el frío del invierno. Y para algunos, una feliz sorpresa.
María Chis, una jubilada de 70 años, dice que se dejó seducir por los vídeos de TikTok del ganador, donde explicaba su postura sobre Ucrania y su promesa de “paz”. “No más doblegamiento ante Occidente, den paso a más orgullo y dignidad”, dice.
Otros, como Alex Tudose, propietario de una empresa constructora, evocan “tristeza y decepción” ante estos resultados, alimentados según él por “desinformación”.
En cuanto a la segunda vuelta, teme que “los rumanos no estén dispuestos a elegir a una mujer”, la señora Lasconi, para bloquear a la extrema derecha, en este país donde los prejuicios machistas siguen siendo tenaces.
(afp)