El Reino Unido creará un delito penal específico para castigar el acto de drogar a alguien sin su conocimiento, con el fin de proteger mejor a las mujeres, especialmente en lugares abiertos por la noche, anunció el lunes Downing Street.
Esta sumisión química, llamada en inglés “spiking”, consiste en verter drogas en la bebida de alguien o inyectárselas en forma de aguijón, y se lleva a cabo mayoritariamente en lugares públicos como bares o discotecas. Se trata de un delito que ya se castigaba con hasta diez años de prisión, pero que hasta ahora estaba contemplado en varias leyes (represión de las drogas, agresión sexual), lo que complicaba el trabajo de la policía y los magistrados.
El primer ministro Keir Starmer reunirá el lunes a representantes de la policía, del ocio nocturno y del transporte para pedirles que se coordinen contra este “acto cobarde” y protejan mejor a las mujeres durante las salidas nocturnas.
Alrededor de 10.000 personas que trabajan en bares y pubs también recibirán formación hasta la primavera de 2025 para aprender a detectar esta práctica, ayudar a las víctimas y reunir pruebas.
“Casos muy complicados de llevar ante la justicia”
“Puede resultar increíblemente difícil para las víctimas denunciar estos crímenes atroces y, a menudo, es muy complicado llevar estos casos ante la justicia”, admitió Keir Starmer, citado en un comunicado de prensa.
La creación de este delito debería “alentar a las víctimas a denunciar y garantizar una respuesta policial contundente a estos crímenes atroces”, dijo la ministra del Interior, Yvette Cooper.
La mayoría de los casos no denunciados.
El gobierno laborista, que llegó al poder en julio, prometió reducir a la mitad la violencia contra las mujeres y las niñas en un plazo de diez años.
Entre mayo de 2022 y abril de 2023, la policía recibió 6.732 denuncias de “picos”, incluidos casi mil casos relacionados con picaduras. Pero según una encuesta de YouGov de diciembre de 2022, el 10% de las mujeres británicas y el 5% de los hombres británicos dicen que ya han sido víctimas. La mayoría de los casos no se notifican por no identificar los síntomas en el momento. Y dado que el cuerpo elimina rápidamente estos medicamentos, resulta imposible proporcionar pruebas.
El juicio por violación en serie de Mazan, que se desarrolla desde principios de septiembre en Aviñón, en el sur de Francia, ha puesto en primer plano el debate sobre la sumisión química en muchos países del mundo gracias a una amplia cobertura mediática.