Ucrania reconoció el viernes que tropas rusas avanzaban rápidamente cerca de Kurakhové, un punto caliente en el este del país, en medio de la escalada de tensiones tras el disparo de un nuevo misil balístico por parte de Moscú y las amenazas contra Occidente.
En un discurso a la nación el jueves por la tarde, Vladimir Putin atribuyó la responsabilidad de esta escalada a Occidente. Dijo que la guerra en Ucrania ha adquirido ahora un “carácter global” y amenaza con golpear a los países que suministran armas a Kiev.
La OTAN y Ucrania se reunirán el martes en Bruselas para discutir la situación, y Kiev dice que está esperando decisiones “concretas” de sus aliados.
En este contexto, una alta fuente del Estado Mayor ucraniano admitió el viernes que las tropas rusas avanzan a “200-300 metros por día” cerca de Kurakhové, una de las localidades importantes que pronto podría caer.
Como muestra de estos avances, el ejército ruso reivindicó el viernes la captura de Novodmytrivka, una localidad al norte de Kourakhové. El área incluye un gran depósito de litio.
Cerca de Pokrovsk, otras localidades que sirven de importante nodo logístico a las fuerzas ucranianas, la situación es más favorable y “prácticamente no ha cambiado en los últimos dos meses”, según esta fuente militar.
A pesar de este avance ruso en el este, las fuerzas ucranianas, que carecen de reclutas y de equipamiento, no tienen intención por el momento de retirarse de la región rusa de Kursk, de la que todavía controlan “unos 800 km2”, informó esta fuente.
El Parlamento desierto
En Kiev, señal de la tensión aún presente, el Parlamento, la Rada, “anuló” su sesión debido a “señales de un mayor riesgo de ataques contra el distrito gubernamental en los próximos días”, explicaron varios diputados a la AFP.
En el corazón de Kiev, este distrito donde también se encuentran la presidencia, la sede del gobierno y el Banco Central se ha librado hasta ahora de los bombardeos.
El jueves, Rusia atacó Ucrania con un nuevo tipo de misil balístico hipersónico de alcance intermedio (hasta 5.500 km), llamado “Orechnik”, que no llevaba cabeza nuclear. Una respuesta, según Vladimir Putin, a dos ataques ucranianos en territorio ruso utilizando misiles occidentales.
En Dnipro, ciudad del centro de Ucrania que antes de la guerra tenía 970.000 habitantes y que fue objeto de este ataque, los habitantes entrevistados por la AFP el viernes todavía estaban conmocionados, aunque ya acostumbrados a los ataques rusos regulares.
“Siempre tenemos miedo, pero esto fue diferente”, dijo Janna, de 49 años, que trabaja en un mercado.
Ian Valetov, un escritor, describió haber escuchado un “poderoso rugido” y una “serie de explosiones”.
Las autoridades ucranianas no informaron de ninguna muerte en este ataque y guardaron silencio sobre los daños causados. El ataque habría tenido como objetivo una fábrica del grupo PivdenMach, que produce, en particular, componentes para misiles.
Los periodistas de la AFP no pudieron confirmar que esta fábrica estuviera efectivamente afectada. El viernes la entrada de la empresa estaba vacía.
Vladimir Putin se dirigió a los rusos en televisión el jueves por la tarde, hablando de un conflicto que ahora tiene “carácter global” y amenazando con atacar a los países occidentales que suministran armas a Ucrania.
“Imposible de derrotar”
“El mensaje principal es que las decisiones y acciones imprudentes de los países occidentales que producen misiles, los suministran a Ucrania y luego participan en ataques en territorio ruso no pueden quedar sin la reacción de Rusia”, insistió el viernes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Dijo que estaba convencido de que Washington había “entendido” este mensaje.
En Moscú, los rusos que apoyan al Kremlin entrevistados por la AFP se mostraron entusiasmados por el discurso marcial de Putin, que invadirá Ucrania en 2022.
“Rusia lo superará todo (…) nadie podrá derrotarla”, se entusiasma Alexei Peshcherkin, fontanero de 57 años, estimando que Vladimir Putin “hace todo muy bien”.
El discurso del presidente “provocó en mí un sentimiento de seguridad”, añadió Alexander Timofeyev, empleado ferroviario, de 72 años.
Las capitales occidentales, por su parte, condenaron el lanzamiento del misil ruso como una “escalada” peligrosa y condenaron la retórica “irresponsable” de Moscú sobre el uso de armas nucleares. China pidió “moderación”.
El ministro de Defensa ruso, Andréi Beloussov, celebró el hecho de que sus fuerzas hayan “prácticamente fracasado” en la campaña militar de Ucrania para el año 2025 al “destruir sus mejores unidades”, señalando que los avances rusos sobre el terreno “se aceleraron”.
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