“Lo que tengo aquí en Bélgica, no lo tendría en Afganistán”

“Lo que tengo aquí en Bélgica, no lo tendría en Afganistán”
“Lo que tengo aquí en Bélgica, no lo tendría en Afganistán”
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Encuentre nuestro expediente sobre la acogida de menores no acompañados en Bélgica

Cuando pisó territorio belga, Shaker Dawlatzai se dirigió directamente a Bruselas e inició los trámites para solicitar el estatuto de refugiado. “Estuve alojado en un centro temporal durante tres meses, luego permanecí casi cuatro años en un centro Fedasil en Mouscron. Han pasado tres meses desde que me mudé a un pequeño departamento que alquilo. Hoy estoy realizando una formación de estudio y trabajo. Los lunes y martes estoy en la escuela, luego trabajo los otros tres días en un taller de carrocería. Los fines de semana trabajo en una fábrica procesadora de patatas para pagar el alquiler”.

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“No lo aceptaría en Afganistán”

Así que son los siete días de la semana. Pero el joven afgano no se queja. “No tengo nada que decir sobre la acogida que recibí en Bélgica. Fui bien recibido y recibí muy buenos consejos de mi tutor para ayudarme con los trámites. Dondequiera que esté, me llevo bien con los belgas. Lo que tengo aquí, no lo tendría en Afganistán”.

No todos los menores no acompañados con los que se encontró pudieron decir lo mismo, subraya. Ante un mercado de alquiler complicado, algunos luchan por encontrar vivienda, otros formación o empleo. Luego permanecen en centros donde la vida en común no siempre es fácil ni muy atractiva. “Los que no trabajan tocan música toda la noche, mientras que los que van a la escuela o al trabajo intentan dormir”.

Más allá de estas dificultades, Shaker Dawlatzai acoge con satisfacción el sistema de acogida establecido en Bélgica y espera, en cuanto tenga sus últimos papeles, poder iniciar un procedimiento de reunificación familiar para sus hermanos y su madre.

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