Una institución que suscita críticas. La semana pasada se publicó el cuarto y último volumen del Diccionario de la Academia Francesa. Y suscita objeciones por parte de lingüistas y otros profesionales de la lengua, en Francia pero también en otros países del mundo francófono.
Este volumen contiene las palabras de la R a la Z, sale trece años después de la tercera parte. Para poner las cosas en perspectiva, la edición anterior, la octava, se completó en 1935, mientras que la primera se publicó en 1694. Redactar y actualizar esta obra, que se supone sirve como referencia, es una de las principales misiones de los franceses. Academia, institución fundada en 1634 por el cardenal Richelieu con el fin de estandarizar el idioma.
Una obra que ya no tiene sentido, según el “Colectivo de lingüistas consternados”, un grupo de profesionales que critican a los académicos por haber escrito un diccionario supuestamente autorizado, sin tener la más mínima formación en este campo. Publicaron un documento de posición sobre este tema en la prensa francesa.
Un ritmo que impide reflejar la lengua
Lingüista, Mathieu Avanzi es profesor en la Universidad de Neuchâtel y dirige el Centro de Dialectología y Estudios del Francés Regional. Confirma que “desde el punto de vista lexicográfico, este nuevo diccionario está completamente incompleto”, y que la extrema lentitud de su publicación, como ningún otro, le impide reflejar eficazmente la lengua viva, mientras que actualmente experimentando una expansión extraordinaria. Dicho esto, admite que la Academia representa “un cierto estándar, una cierta institución”, que debe ser respetada.
“Existe una preocupación científica”, añade Mathieu Avanzi, criticando que el diccionario de la Academia haya seleccionado las palabras conservadas de forma opaca. Pero subraya que detrás de los propios académicos hay un equipo de lingüistas que los apoyan. Esta institución, a pesar del peso de la historia, aún podría beneficiarse de una evolución, por ejemplo abriéndola a “un colegio de francófonos”.
Ningún suizo ha formado parte de la Academia francesa desde 1899 y la muerte del ginebrino Victor Cherbuliez. Tener en cuenta la lengua francesa de las regiones, tal como se practica lejos de París, no es el punto fuerte del diccionario de la Academia, que “intenta integrar la dimensión francófona”, según Mathieu Avanzi, pero que de hecho tiene En su versión online sólo adoptó unas pocas docenas de palabras suizas.
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