Antony Blinken, con los días contados al frente de la diplomacia estadounidense, se reúne el miércoles en Bruselas con responsables de la OTAN y de la Unión Europea para acelerar la ayuda a Ucrania, potencialmente amenazada por el regreso de Donald Trump.
Al llegar el martes por la tarde para una visita de menos de 24 horas, el Secretario de Estado se reunirá con el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, y con sus homólogos ucranianos, Andriï Sybiga y de la UE, Josep Borrell, así como con Kaja Kallas, que sucederá a Borrell. en unas pocas semanas.
La UE debe apoyar a Ucrania “durante el tiempo que sea necesario, con tanta ayuda militar, financiera y humanitaria como sea necesario”, lanzó esta última el martes durante su audiencia ante los parlamentarios europeos.
El viaje de Blinken a la capital belga adquiere un carácter urgente, en un contexto de preocupación de Ucrania y de muchas capitales del Viejo Continente sobre la sostenibilidad del apoyo a Kiev después de la reelección de Donald Trump el 5 de noviembre, a la que se Se añadió una crisis política en Alemania.
Sobre todo porque el ex presidente de Estados Unidos, que regresará a la Casa Blanca el 20 de enero, ya está en acción: habló con el jefe de Estado ucraniano Volodymyr Zelensky, así como con el presidente ruso Vladimir Putin para pedirle que no provocar una escalada de la guerra, según el diario Washington Post.
El Kremlin negó que los dos hombres hablaran entre sí, una “pura invención”, insistió Moscú.
– “Enviar lo que esté disponible” –
El magnate estadounidense, de 78 años, mantiene dudas sobre qué hará con respecto a Ucrania. Pero cuestionó las decenas de miles de millones de dólares gastados por Washington en Ucrania: más de 60 mil millones de dólares en ayuda militar desde la invasión rusa en febrero de 2022.
Según la prensa estadounidense, ha puesto su mirada en el senador republicano Marco Rubio como próximo Secretario de Estado. Este último es bastante proucraniano, aunque denunció la financiación de un “callejón sin salida” en Ucrania.
Mientras tanto, el presidente saliente Joe Biden busca acelerar la entrega de ayuda militar a Ucrania y seguir implementando mecanismos para que los europeos puedan asumir el poder.
Del paquete votado en primavera, quedan por asignar aproximadamente 9,2 mil millones de dólares, es decir, 7,1 mil millones que se retirarán de los arsenales de armas estadounidenses y 2,1 mil millones para financiar contratos de compra de armas, según el Pentágono.
Washington planea gastar este dinero hasta el último centavo.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, recaudó el domingo la suma de seis mil millones de dólares y advirtió de los riesgos de un cese del apoyo de Estados Unidos.
“Al final de la administración (saliente), intentarán enviar todo lo que esté disponible”, como vehículos blindados y municiones para armas pequeñas, “que Ucrania necesita y los Estados Unidos lo tienen en grandes cantidades”, dijo Mark. dijo a la AFP Cancian, del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS) de la capital estadounidense.
Parece poco probable, sin embargo, que los estadounidenses levanten su veto al uso de misiles de largo alcance en territorio ruso, a pesar de las súplicas de Kiev.
La visita de Blinken se produce después de ataques con aviones no tripulados a una escala sin precedentes contra Ucrania y la región de Moscú el fin de semana pasado y mientras miles de tropas norcoreanas se acumulan en la región fronteriza rusa de Kursk, según Kiev y Washington.
El New York Times afirmó que Moscú había concentrado 50.000 soldados -incluidos norcoreanos- para intentar desalojar a las tropas ucranianas que controlaban esta parte de la región de Kursk desde hacía tres meses.