Una pregunta que se hacen muchos fumadores.
Los pulmones son los órganos vitales que nos permiten respirar. A lo largo de la vida, se dañan. “Después de los 2 años vivimos con nuestro “capital pulmonar” y solo iremos perdiendo capacidad pulmonar con el paso de los años”. explica el profesor Jesús González, neumólogo del Hospital Universitario Pitié-Salpêtrière (París). Y más aún si los exponemos a sustancias tóxicas o irritantes como el tabaco. Pero ¿qué pasa si dejas de fumar? ¿Nuestros pulmones se limpian solos y pueden volver a ser como antes?
Con más de 60 carcinógenos presentes en el humo del cigarrillo, el tabaco daña significativamente las células pulmonares. Mutan y pueden contener hasta 10.000 alteraciones genéticas, lo que favorece la aparición de enfermedades pulmonares como la EPOC o el cáncer de pulmón. Y cuando fumas durante un tiempo determinado, ya no puedes recuperar tu función respiratoria. “Por otro lado, al dejar de fumar temprano, es decir, antes de los 40 años, un paciente que padece EPOC y se descubre en la etapa de bronquitis crónica (antes etapa 0) o en la etapa 1 (deterioro moderado) puede hacer que la enfermedad desaparezca. de los bronquios y recuperación de la función respiratoria” advierte nuestro interlocutor.
¿Pero recuperamos unos pulmones normales? En la revista científica Naturalezainvestigadores británicos estudiaron los pulmones de 16 fumadores mediante biopsia y los compararon con los pulmones de no fumadores y exfumadores. Secuenciaron los genomas de las células epiteliales bronquiales (células que recubren los bronquios) y demostraron que dejar de fumar favorece la reconstitución del epitelio bronquial. En una persona que había dejado de fumar durante al menos 10 años, el 40% de las células estaban sanas, una proporción similar a la de los pulmones de un no fumador.
Como señala Tabac Info Service, entre 1 y 9 meses después de fumar el último cigarrillo, los cilios bronquiales de los pulmones vuelven a crecer. El exfumador se queda cada vez menos sin aliento. Cinco años después del último cigarrillo, el riesgo de cáncer de pulmón se reduce casi a la mitad. Y entre 10 y 15 años después, la esperanza de vida se vuelve idéntica a la de las personas que nunca han fumado.
Por tanto, dejar de fumar permite recuperar la función respiratoria y mejorar el estado de los pulmones, pero no podemos hablar de “regeneración” en sentido literal, como hacemos con el hígado, porque esto implicaría que el pulmón podría “volver a crecer” después de haber sido destruido, lo cual no es el caso. Es un órgano que no se regenera pero que puede “por otro lado, curarse y curarse de lesiones aún reversibles o de agresiones que sufra” concluye el profesor González.
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