El fiscal de la Corte Penal Internacional emitió un comunicado pidiendo el fin de la intimidación y la presión contra los empleados de su oficina. Si no especifica explícitamente a quién va dirigida esta advertencia, no hay duda de que Benjamín Netanyahu, su entorno y ciertos aliados de Israel están en el punto de mira. “Todos los intentos de obstruir, intimidar o influir en los empleados de mi oficina deben cesar de inmediato. Incluso sin acción, pueden constituir un delito contra la administración de justicia. El código penal de la CPI prohíbe la intimidación y el tráfico de influencias, ya sea mediante coerción o persuasión”, Karim Khan escribió el viernes.
De hecho, el Primer Ministro israelí ha emprendido una ofensiva diplomática que involucra en particular a los Estados Unidos, para impedir que la CPI emita órdenes de detención internacionales contra él y el Ministro de Defensa, Yoav Gallant, debido a la guerra en Gaza. El jefe del Estado Mayor de las FDI también podría ser blanco de esa medida.
El fiscal deberá presentar muy pronto sus solicitudes de orden de detención a la mesa de los tres jueces del tribunal, quienes examinarán las pruebas adjuntas al expediente antes de validar o rechazar la solicitud.
Durante su visita a Israel la semana pasada, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, expresó la fuerte oposición de Estados Unidos a tales medidas de represalia de la CPI contra líderes y funcionarios israelíes.
