romano
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En “Ilaria o la conquista de la desobediencia”, un padre abandonado por su madre lleva a su hija de 8 años a un largo peregrinar por Italia.
La primera palabra que nos viene a la cabeza cuando pensamos en la escritura de Gabriella Zalapì es delicadeza. Pero una delicadeza violenta si nos atrevemos a este oxímoron. Esta autora de origen inglés, suizo e italiano tiene el talento de llevarnos a historias personales y universales donde se entrelazan la dulzura y la brutalidad de la infancia, la dificultad de las niñas y las mujeres para encontrar su lugar en un mundo donde los hombres se imponen y se despliegan, todo ello con palabras que resbalan y resuenan con la misma claridad, la misma gracia que el canto de un río que fluye entre las piedras en el corazón de la montaña.
Es su historia y la de sus antepasados la que Gabriella Zalapì disecciona sin cesar y nunca nos cansamos de ella. Consigue sorprendernos cada vez poniendo el foco en un episodio del pasado. Ilaria es ella, a los 8 años, secuestrada por su padre, al que su madre abandonó y que enloqueció de rabia. Un día de mayo de 1980, él viene a buscarla a la escuela y se la lleva en su BMW azul marino, modelo 320 coupé, para un largo viaje por Italia. Está escrita en primera persona del singular, en la altura de un niño, un niño que percibe el dolor, la rabia, la soledad, el sufrimiento, la incomprensión pero que lucha por poner fin a todos estos sentimientos, la vida
