Se avecina una cosecha sombría

Mientras que el sector cerealista francés está terminando su peor cosecha en 40 años (26,4 millones de toneladas), ahora son los viticultores los que se encaminan hacia una cosecha 2024 muy sombría. Si antes se preveía que la producción de frutos de las viñas se situara entre 40 y 43 millones de hectolitros, el Ministerio de Agricultura espera ahora que no supere los 39,3 millones de hectolitros. Esto representa una caída del 18% en un año y del 11% en la media de los últimos cinco años. Esto es el resultado de una temporada especialmente difícil, marcada por fuertes heladas y exceso de agua en muchas regiones que han favorecido el desarrollo de enfermedades (mildiu, etc.). También es el resultado de las orientaciones adoptadas por algunos viñedos, como Burdeos, que este año decidió poner en marcha un amplio plan de desarraigo de sus viñas (entre el 7% y el 10% del viñedo) para responder a la crisis recurrente de sobreproducción en la región.

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Este viñedo insignia de la viticultura francesa debería ver su producción caer un 10% esta temporada. Otra gran región afectada es el Jura, que, tras una muy buena cosecha en 2023, debería ver sus volúmenes caer más del 70%. Lo mismo ocurre con los viñedos de Charente (-35%), el Valle del Loira (-30%) y Borgoña-Beaujolais (-25%). La otra denominación de origen francesa insignia, la de Champagne, verá sus volúmenes caer un 16%. Pero estos seguirán siendo un 8% superiores a la media de los últimos cinco años. Para evitar un desequilibrio demasiado grande en un mercado de pequeñas burbujas debilitado por la debilitada demanda mundial, la organización interprofesional de Champagne limitó el rendimiento comercializable de las preciadas uvas a 10.000 kg por hectárea en julio.