DECRIPCIÓN – Ni el adversario iraní ni el aliado israelí tienen mucho en cuenta las declaraciones del presidente estadounidense.
Corresponsal en Washington
El ataque iraní a Israel ha complicado aún más la ecuación para Joe Biden. Tras volver a brindar su apoyo incondicional a su aliado israelí, el presidente estadounidense le pidió que se abstuviera de tomar represalias, explicando que Estados Unidos no quiere una escalada en la región.
Pero como durante las masacres perpetradas por Hamás o la guerra de represalia lanzada por Israel en Gaza, Joe Biden se encuentra una vez más sufriendo las consecuencias de las acciones de otros, sin poder o querer influir en su progreso. Y frente a adversarios que, desde Ucrania hasta Taiwán o en el Mar Rojo, ponen a prueba la determinación estadounidense cada vez con mayor frecuencia, querer evitar crisis no equivale necesariamente a prevenirlas.
Un conflicto generalizado
La asistencia militar brindada a Israel por Estados Unidos y sus aliados durante la noche del 13 de abril fue crucial. Interceptando casi todos los más de 300 drones y misiles…
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