Sin embargo, las diez victorias consecutivas del Atalanta son extraordinarias… Y el Nápoles, forjado a imagen y semejanza de Conte, también viaja a ritmo de Scudetto. Todo es cierto, pero en la noche del Olímpico, el Inter de Inzaghi presentó las credenciales de la tricolor para el campeonato desatando la tormenta perfecta sobre una Lazio en el balón, recién llegada de su segundo éxito contra el Napoli. El póquer lleva las firmas de Calhanoglu, Dimarco, Barella, Dumfries, Carlos Augusto y Thuram y actuará sobre las cabezas de los adversarios por el título como una especie de advertencia: los nerazzurri siguen siendo la referencia del campeonato y son capaces de levantar el nivel cuando sea necesario replicando la intensidad y calidad del recorrido de la temporada pasada.
Contra la Lazio fue necesario precisamente para dar respuesta a Atalanta y Napoli. Misión cumplida con la paradoja de que la sinfónica del Inter supo prescindir de los agudos goles de los encargados de la portería hasta el sello final de Thuram, justo para la estadística. La victoria se basó en la abrumadora superioridad de los extremos, los mejores de la Serie A, con la colaboración activa del centro del campo de los titulares y el trabajo de los dos brazos de la defensa, casi nunca leídos por la retaguardia de Baroni.
No os dejéis engañar por el ranking. El Inter es tercero con un asterisco (se pierde el viaje a Florencia) y prácticamente, en el mejor de los casos, junto al Atalanta, que celebró el Balón de Oro africano de Lookman justo cuando el equipo de Inzaghi caminaba por el Olímpico. En definitiva, no hay nada definitivo en el bombardeo romano, pero las temporadas también se componen de señales enviadas a los demás y la victoria contra la Lazio promete ser el hito sobre el que construir el camino hacia el Scudetto número 21.
Inzaghi también cerró el círculo con la caída en Leverkusen. Había sido criticado por un giro exagerado en la Liga de Campeones y por la actitud excesivamente controlada de su equipo. En el Olímpico demostró con hechos que había hecho bien los cálculos porque el ritmo de Atalanta y Napoli exigía un parón externo, mientras que en enero habrá tiempo y oportunidad de completar la carrera hacia los ocho primeros de la Liga de Campeones.
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