El Atleti se regala soñar por Navidad

El Atleti dio el golpe en la mesa. Había fallado ayer el Madrid, por la noche juega el Barça y, entre medias, él presenta su candidatura. Si estos marran, ahí estará, como tantas veces hizo el equipo del Cholo. Le costó masticar al Getafe pero duerme la siesta este domingo colíder de esta Liga y soñando alto a las puertas de la Navidad. He puesto el pie en la cabeza, victoria a victoria, once ya.

Debía pasar Simeone la prueba del algodón de Bordalás, el mismo que hace un año le cortó el récord de partidos seguidos en casa ganando (20). Doce meses después, en una grada con toda la afición ataviada con gorritos de Papá Noel, buscaba la undécima consecutiva Simeone con ese once inamovible, porque vuelve a tener las cosas claras y del que ha encontrado ya no se mueve. Sin cambios con respecto al Slovan, eran los mismos, porque el tiempo de Koke ya es otro, los partidos siempre comienzan para el capitán desde el banquillo.

En el centro, Barrios y De Paul han echado raíces para convertir los partidos en una cuesta abajo hacia los porteros rivales. Si ante el Getafe comenzó al trantán, pronto el juego era un tobogán hacia Soria empujado por sus dos locomotoras en las bandas: las piernas de Galán y Llorente. Lino erró la primera ocasión, cruzando demasiado el disparo. Vale que llegaba demasiado forzado pero es que la siguiente vez que se encontró en el mismo sitio y con todo a favor ocurrió lo mismo. Marró uno de esos centros que últimamente solo le salen a De Paul, con papel de regalo y lazo, y, a los pies del portero, lo volvió a enviar fuera.

Bordalás, como en todos los partidos ante grandes, se había guardado una sorpresa: si Arambarri, lesionado, compactaba el centro del campo sumándole a Milla las piernas de Yellu y Djené, además de dos chavales, Coba y Keita, de Segunda Federación al Metropolitano. Que no pasase nada en la primera parte era su intención. Enmadejando el medio, rocoso, duro, y sacándose balones de encima al patadón, aunque eso supusiera que ni oliese el cuero. El partido iba al trantrán. La hora tampoco ayudaba, un mediodía que no se sabe si es de vermú, comida o directamente gintonic. Y en esa indefinición andaba el Atleti con control pero cada vez menos presencia en el área de Soria. La tercera vez que el Atleti se vio a sus pies, el disparo de De Pablo a la media vuelta, tras recibir de julianose fue a un palmo del palo.

El Getafe no sufría, aunque le faltase claridad y tino con el balón, pero iba dando pasos adelante para saludar, al menos, a Oblak, aunque luego una vez en su área no intimidara. Su primer remate a puerta, un cabezazo de Nyom, voló tibio hacia los guantes de Oblak. El descanso llegó con un remate de Julián a las manos de Soria y el Atleti pidiendo un vaso de agua. El Getafe de Bordalás se le había atragantado a Simeone como un polvoron en el gaznate.

Del reposo no regresó Lino. En su lugar asomaba el gigante noruego para tratar Simeone de pincharle a Bordalás con su tridente. Mordeduras se movió al centro para igualar el choque por dentro, como interior con De Paul pivotando sobre Barrios, y Julián se fue a la izquierda para dejarle a Sorloth todo el ataque. Simeone alzaba el espejo para ordenarse como el Getafe, en un 4-3-3. El Atlético salió con una marcha más, como inspirado por el campeón que había hecho el saque de honor del partido, Jorge Martín. Barrios robó, corrió, combinó con De Paul y Grizi y descerrajó la pierna para enviar un zurdazo desde el vértice del área que silbó sobre la escuadra de Soria.

Bordalás se ordenaba 4-4-2 con la entrada de Uche y Peter y Simeone sentaba a Llorente y Giuliano para tratar de asaltar la banda de Iglesias y Coba, taponada, con Nahuel y Correa. Los miuntos iban pasando y el empuje inicial, ese alcanzar al Barça en la cabeza de la Liga, al menos hasta el partido de los azulgrana por la nocheparecía cada vez más lejos. El Getafe hizo mejor la digestión de los cambios y córner a córner empezó a rondar a Oblak, aunque le siguiera faltando tino ya tenía ahí a Uche para intimidar, al menos. Fiel a su plan, la primera hora de partido, la del aguantar, había pasado, ahora tocaba rascar también en ataque. Koke ya estaba en el campo. El que se iba era Grizi. Al Atleti parecía que se le había ido el gas con todos los córners pateados mal y al primer palo. Pero entonces fue Nahuel el que cogió el lazo para enviar, tenso y perfecto, un centro a la cabeza de Sorloth. El gigante remató cruzado y picado para que los papá noeles de la grada tuvieran su regalo adelantado, a las 15:31 de este mediodía de domingo: el coliderato de esta Liga.

Este Atleti no solo vuela sobre Grizi y Juliáncuando no aparecen ellos ahí están Sorloth y Correa para sumar, los minutos de calidad de los que Simeone siempre habla. La piedra de Bordalás estallada con ese cholismo que ha resurgido con más fuerza, un 1-0 que cementó con Le Normand en los últimos minutos y que cimbreó en el alambre, cuando en el 90’, De Paul se embarulló en una salida de balón y Peter cayó en el borde del área. Falta. El Metropolitano contuvo la respiración, pero Milla la pateó alta. Pasó el sofocó aunque el Getafe apretujó al Atleti esos minutos sin terminar de ahogar y Correa despercidió una contra que hubiera sido el 2-0. Undécima victoria seguida. Y el próximo sabádo Montjuïc, el partido para hacer del sueño una realidad.

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