El Banco Central Europeo volvió a bajar sus tipos de interés el jueves, preocupado tanto por el debilitamiento del crecimiento en la zona del euro como por las incertidumbres políticas en las dos mayores economías europeas y en Estados Unidos.
Con esta tercera caída consecutiva del tipo de interés, y la cuarta desde junio, el BCE está amplificando el giro adoptado para reducir los costes de endeudamiento de hogares y empresas. Este ciclo sigue a un período de drástico ajuste monetario para hacer frente a la alta inflación, vinculado a la guerra en Ucrania y la recuperación post-Covid.
Éste es el escenario esperado por la mayoría de los observadores que prevaleció: los guardianes del euro optaron por una reducción de un cuarto de punto, renunciando a una relajación más atrevida de medio punto que podría haber justificado los vientos en contra de la actividad económica.
Sin embargo, este deterioro afecta a la institución de Frankfurt. La economía de la zona euro está “pierdiendo impulso”, subrayó a la prensa Christine Lagarde, presidenta de la institución.
“Las empresas están frenando el gasto de inversión ante la débil demanda y unas perspectivas muy inciertas. Las exportaciones también son débiles, y algunas industrias europeas luchan por seguir siendo competitivas”, señaló.
– “Fricciones” comerciales –
Alemania, la mayor economía de Europa, está siendo golpeada por una profunda crisis industrial que ya está afectando a sus socios.
Por lo tanto, la zona del euro debe esperar un crecimiento más débil hasta 2026 de lo previsto inicialmente, según las nuevas proyecciones publicadas por el BCE.
Sin embargo, sus proyecciones no tienen en cuenta “el riesgo de un aumento de las fricciones en el comercio mundial”, afirmó Lagarde, en una clara alusión a las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles aduaneros a las importaciones europeas.
Estas tensiones “podrían afectar el crecimiento en la zona del euro al reducir las exportaciones y debilitar la economía global”, observó además.
Todas estas “incertidumbres”, en Estados Unidos pero también en la UE, estuvieron en el centro de los debates de los guardianes del euro en su última reunión del año.
“Esperamos que se aclaren muchas cosas en los próximos meses”, afirmó Lagarde. “Mucho de esto es un signo de interrogación porque hay una distancia entre las palabras y las acciones”, señaló.
La tarea del Banco Central americano (FED), que se reunirá la próxima semana, será igual de complicada: en Estados Unidos, la inflación se aceleró en noviembre, hasta el 2,7% interanual, alimentando los temores de que la curva se mantenga en este punto. trayectoria.
– Mensaje –
Alemania, además de la crisis industrial que atraviesa, se encamina hacia elecciones anticipadas en febrero, tras el colapso de la coalición del canciller socialdemócrata Olaf Scholz en octubre.
Francia también está preocupada. A la espera de un sucesor en el cargo de Primer Ministro tras la caída del gobierno de Barnier, la segunda economía de la zona del euro se encuentra actualmente sin presupuesto para 2025, con un déficit público que se desploma este año hasta el 6,2% del PIB.
Mientras que el Banco Nacional Suizo sorprendió a los mercados el jueves por la mañana con un recorte de tipos de medio punto porcentual para apoyar el crecimiento, la institución de los 20 países de la zona del euro jugó la carta de la seguridad.
La reducción de 0,25 puntos porcentuales eleva la tasa de depósito, que sirve como referencia para las condiciones crediticias en la economía, al 3,0 por ciento.
Esta decisión “refleja un compromiso entre quienes se preocupan por el crecimiento y quienes se preocupan por la inflación, (…) entre las palomas y los halcones”, señala Carsten Brzeski, del banco ING.
Las previsiones de inflación se han rebajado ligeramente para este año y el próximo, situándose la previsión agregada en el 1,9% en 2026, por debajo del objetivo del 2% fijado por el BCE.
El BCE también abandonó un pasaje clave de su comunicado de prensa que anteriormente indicaba que las tasas deberían permanecer “restrictivas durante el tiempo que sea necesario” para que la inflación vuelva al objetivo.
No fue más precisa en cuanto a un calendario para futuras flexibilizaciones, limitándose a un enfoque reunión por reunión y basado en datos.
Sin embargo, “el abandono de la referencia a una política monetaria ‘restrictiva’ sugiere nuevos recortes de tipos en 2025”, según Carsten Brzeski.
Related News :