Bautizada tras la disolución de la Asamblea Nacional el 9 de junio, la incipiente coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) está luchando por ocultar las crecientes divisiones dentro de sus filas. En las últimas semanas, los socialistas y la izquierda radical La Francia Insumisa (LFI) han creado múltiples oportunidades para enfrentarse, todo ello bajo la mirada impotente de los Verdes. A medida que la caída del gobierno del primer ministro Michel Barnier se vuelve cada vez más plausible, las posiciones de los partidos sobre lo que viene después parecen cada vez más irreconciliables.
Si Barnier utiliza el artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar un proyecto de ley sin votación, el NFP votará colectivamente –incluido el ex presidente francés y actual diputado socialista François Hollande– a favor de una moción de censura que, con los votos, podría del partido de extrema derecha Rassemblement National, obtenga la mayoría en la Assemblée Nationale.
Para los socialistas, no se trata de volver al escenario del verano y presionar a Emmanuel Macron para que nombre a Lucie Castets, la elegida por el NFP para primera ministra, para encabezar el gobierno. El domingo 24 de noviembre, en France Inter, Boris Vallaud, presidente del grupo socialista en la Asamblea Nacional, puso un freno al asunto al querer “plantear la cuestión de la no censura”. Esta fue una manera de acercarse a los partidarios parlamentarios de Macron, mientras que a la izquierda le faltan cien votos para alcanzar la mayoría en la Asamblea.
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“Los socialistas están organizando una nueva ‘base común’ con otros en lugar del Nuevo Frente Popular. Vallaud, [head of the Socialists Olivier] Faure [and Socialist mayor Karim] Bouamrane se acerca a ellos”, afirmó indignado el líder del LFI, Jean-Luc Mélenchon, en X. “Vallaud propone partir no del NFP, sino del frente republicano. Pero el frente republicano no es un programa político. ¡No seremos parte de esto!”, afirmó el diputado del LFI Aurélien Taché, quien reconoció que la antorcha está encendida entre el LFI y los socialistas. “Hablamos menos, mucho menos” que en los días de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social ( NUPES, precursor del PFN entre 2022 y 2024).
“Provocación innecesaria”
Mientras promueve, sin creer, a Castets como próximo primer ministro, el LFI parece más interesado en impulsar una “elección presidencial anticipada”. “Barnier va a caer, una crisis sucederá a otra, ¿qué más hay para desbloquear la situación?” preguntó Taché. Esta actitud irrita a los socialistas, que están ansiosos por gobernar. El diputado socialista Emmanuel Grégoire acusó a sus socios de “rechazar el poder y las responsabilidades que éste conlleva”. Añadió que “están incumpliendo su deber para con el electorado”.
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