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El Cholo Simeone alcanza la marca de los 700 partidos

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“Lo hemos intentado todo menos la paciencia”. Así se titulaba una entrevista a Miguel Ángel Gil en un momento en el que su padre consumía autocares sin dudarlo. Había de todo: portadores de alguna influencia, representantes de cualquier escuela, desde Menotti hasta Clemente. Venían de Argentina, Inglaterra, Italia, Yugoslavia, Brasil, Colombia… y, por supuesto, de España. Se quemaron viejas glorias queridas del club como Peiró, Ovejero, Cacho Heredia o Ufarte, y se extinguieron estrellas internacionales como los ya mencionados Menotti, Maturana o Arrigo Sacchi. Había un bombero singular, simpático y humilde llamado Antonio Briones, que compaginaba su etapa como técnico del Atlético con su puesto más seguro en el Standard. “Lo hemos intentado todo menos la paciencia”. Me pareció muy sabia y lo he comentado varias veces con el autor de la frase a lo largo de los años. Una vez consolidado y seguro al frente del Atlético, junto a Cerezo, decidió probar la paciencia. Y funcionó. Simeone alcanzó ayer la barrera de los 700 partidos como entrenador del Atleti. Llegó en diciembre de 2011 y ha disputado once temporadas completas y dos mitades, consiguiendo dos títulos de La Liga, dos títulos de la Europa League, dos Supercopas de la UEFA, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Además, todo ello lo ha conseguido conviviendo con la era de Cristiano Ronaldo en el Madrid y el Barça de Messi, habiendo llegado dos veces a la final de la Champions y manteniendo una presencia permanente en esta competición, hasta el punto de que su posición en el ranking de la UEFA le otorga una plaza en el primer Mundial de Clubes por delante del Barça. No muestra signos de fatiga, todavía quemado por un fuego interior, sintiendo, moviéndose y expresándose con la pasión de un novato. Y sin embargo… Algo se está desconectando entre él y una proporción cada vez mayor de fans, que ya no están satisfechos con lo que ofrece. Era ideal en aquella época de escasez de posguerra, con el recuerdo reciente de un paso por Segunda y las dificultades económicas. La reconstrucción del club, muy favorecida por los éxitos del primer equipo, está generando nuevas aspiraciones que no se alinean con su oferta. Hay un nuevo estadio, un magnífico plan de expansión en los alrededores, el club da pasos audaces en Europa, con Miguel Ángel Gil como vicepresidente de la ECA, entran nuevos directivos y se fichan jugadores de primer nivel. Simeone ha intentado pulir su juego, pero cada vez ha vuelto hacia atrás. Inevitablemente, regresa al equipo de batalla que busca los errores del oponente y se bloquea defensivamente si marca primero. No siempre es así, pero suele ser así. Los gustos de los aficionados exigen algo más; la mayoría ya no espera que él cambie, y lo que quieren es cambiarlo. El incidente con el Frente Atlético amplió la brecha. Estaba claro que a la mayor parte del estadio no le gustó la actitud de la grada, mientras que a Simeone sí. Esto le vincula a una imagen anticuada, con un tono cutre, desincronizada con el momento actual del club, al igual que su jugabilidad: “El fútbol del Atlético está pasado de moda”, me decía recientemente un destacado seguidor del Atlético, José Luis Garci. “Lo hemos intentado todo menos la paciencia”. Estas fueron palabras sabias. La paciencia es la madre de la ciencia; es mejor ser paciente que valiente; la paciencia es la fuerza de los débiles y la impaciencia es la debilidad de los fuertes. Todos conocemos estos dichos. Pero hay otros menos conocidos que quizás sean más adecuados a la situación: “La paciencia tiene sus límites; si se va demasiado lejos, se convierte en cobardía”. “La falta de espíritu a menudo se confunde con la paciencia.” “La paciencia abusada se convierte en furia…” Aquí se encuentra ahora el Atlético, entre la paciencia y la necesidad de cambio, entre el agradecimiento y las ganas de profundizar en la renovación del club. Por ahora Berta se ha ido, tal vez intuyendo algo. Pero el Cholo se mantiene firme e ilusionado, confiado en que su camino es el correcto. Y todavía tiene muchos seguidores leales.

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