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Silencio blanco, dentro y fuera del campo

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Qué Alberto Toril y sus jugadoras no atiendan a los medios de comunicación en ruedas de prensa, ni antes ni después de los partidos es algo que por habitual no debería dejar de recordarse. En el club blanco tienen por norma que mientras no sea obligatorio sólo hablarán con los medios del club. Todo muy democrático. El problema es que las blancas no comparecen ni fuera ni dentro del campo y la apuesta de Florentino Pérezausente de nuevo en un Clásico, es más de poner cuatro duros para acallar a los más críticos que de dar un zarpazo para pillar al Barça. O por lo menos tratar de acercarse.

Seguramente las futbolistas blancas son las que más lo sufran, porque mantienen ese espíritu profesional que las hace padecer cada vez que se miden al Barça. Saben que van a caer, y quizá por ello también prefieran no hablar.

Ayer, en el Alfredo di Stéfanocon el partido ya avanzado y el marcador claramente abultado a favor del Barçalas caras de las blancas transmitían una sensación de clemencia, de ‘ya sabemos que sois mejores, mucho mejores, pero no os paséis’. Pero delante tenían un equipo, el azulgrana, que está cansado de escuchar como la distancia es cada vez menor, la igualdad comienza a ser una realidad y el Real Madrid está muy cerca de ganarlas. Tan cerca como que ayer, en el Clásico más igualado, porque así lo habían reconocido sus protagonistas días antes, e Barça le endosó un contundente 0-4 al Real Madrid.

“Toril, dimisión”

Uno de los principales problemas del Real Madrid reside en el banquillo. Ese hombre silenciosos que no da la cara más allá del canal del club, cuando quiere, cuenta cada vez con menos apoyos entre los aficionados y aficionadas del Real Madrid. Tanto es así que cuando Claudia Pina marcó el tercero del Barça en el minuto 39 de partido, la grada estalló de forma unánime contra el entrenador blanco a gritos de “Toril, dimisión”. No sabremos qué le parecieron porque no habló en rueda de prensa y en Real Madrid TV, la de los vídeos a los árbitros masculinos, tampoco le preguntarán jamás por ello.

El caso es que mientras el Barça sigue proclamando a gritos su superioridad dentro y fuera del campo, con éxitos en el césped y acuerdos comerciales únicos en el mundo, en el Madrid impera el silencio, el silencio de los corderos blancos que ayer pidieron de nuevo clemencia ante el todopoderoso Barça. ¿Distancia? La respuesta esta en el marcador


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