Un cuerpo técnico abrazado, los puños cerrados mostrando el orgullo de haber conseguido un resultado histórico, los jugadores comunicándose con sus seguidores, una vuelta de honor para cerrar la velada. Tras el pitido del triste Francia-Israel (0-0), las manifestaciones de alegría de la selección israelí lo dijeron todo sobre el particular escenario que tuvo lugar este jueves en el Estadio de Francia y que les permitió terminar la velada con el sentimiento del deber cumplido.
En este encuentro no hubo ningún ganador, pero la nación número 81 en el ranking de la FIFA celebró el empate como una victoria. Una actitud que contrasta con la de los Blues, decepcionados, que mostraron cara de malos días al regresar al vestuario y que tuvieron dificultades para alegrarse de este resultado que les impulsó a los cuartos de final de la Liga de las Naciones los días 20 y 23 de marzo.
Un escaso premio de consolación con el que los jugadores de Didier Deschamps no podían contentarse dada la pobre producción presentada ante 16.611 espectadores (la asistencia más baja para los Bleus en el Stade de France), que debieron haberse preguntado durante mucho tiempo para qué habían venido a hacer en el frío de Saint-Denis. “Hay frustración, ira… No hemos hecho un buen partido”, admitió Jules Koundé al micrófono de TF1. Tuvimos oportunidades pero no dimos todo lo que necesitábamos esta noche. No sé si podemos estar contentos con esto (la clasificación) después del partido que tuvimos. Éste es el único punto positivo de esta velada. »
“Una enorme decepción y frustración”
Sería grande la tentación de tomar como excusa la atmósfera gélida del Stade de France y el pesado contexto que rodea esta velada, para esconderse detrás de este ambiente singular. Pero el hilo es demasiado grueso y sería deshonesto utilizarlo como coartada. “El contexto era el que era. No queremos revivirlo. Esto no es una excusa y tenemos que afrontarlo, explicó Didier Deschamps. El Estadio de Francia está acostumbrado a estar lleno. Allí, el contexto era pesado y pesado. No voy a estar satisfecho con lo que hicimos. Deberíamos haber ganado de todos modos. Podríamos haberlo hecho mejor. »
Los Blues no han necesitado eso en el pasado para permanecer tan vacíos y sin inspiración. Y la reunión de este jueves no ha hecho más que confirmar las carencias ya demostradas el pasado verano en la Eurocopa, donde los socios de Mike Maignan carecieron de ideas y de jugo para deleitar al público francés, a pesar de una plaza en semifinales.
“Está claro que hay una enorme decepción y frustración”, coincide Ibrahima Konaté. Dominamos, tuvimos muchas oportunidades de ganar este partido. Estuvimos un poco lentos, especialmente en la primera parte. A pesar de la calificación, no deberías estar orgulloso de ello. En el campo pudimos ver que teníamos muchas posibilidades de ganar este partido. Nos faltó eficiencia. Tendremos que hacerlo mejor. Tenemos que aprender de nuestros errores y de lo que hicimos mal hoy. »
Se sintió especialmente la ausencia de un verdadero líder natural, capaz de tomar las riendas o elevar el tono. Sabemos que estos Blues se están reconstruyendo y tienen una plantilla rejuvenecida. Pero sin sus capitanes Kylian Mbappé, Aurélien Tchouaméni y tras las retiradas de Olivier Giroud al final de la Eurocopa y luego de Antoine Griezmann a finales de septiembre, esta selección careció cruelmente de personalidad y de respuesta a pesar de la aparición de Mike Maignan o Jules Koundé en El vestuario francés.
Con sólo 20 selecciones acumuladas, Warren Zaire-Emery, Michael Olise y Bradley Barcola simbolizan a esta juventud talentosa que seguramente carece de guías capaces de mostrarles el camino cuando el escenario no sale como estaba previsto. “Nos dijimos cosas en el descanso”, defiende Randal Kolo Muani. Pese a ello, no pudimos marcar el gol que nos hubiera dado la ventaja. Tuve algunas ocasiones, las pude haber metido atrás, así son las cosas… No se pueden marcar todos los días. Tenemos que seguir trabajando. Tienes que levantar la cabeza rápidamente. »
Un entorno que carece de creatividad.
Entre las otras preguntas de la velada, también podemos centrarnos en este centrocampista generalmente amorfo y demasiado neutral en su creatividad. En este pequeño partido, la sustitución de Antoine Griezmann, aunque fantasmal en la Eurocopa, sigue siendo un verdadero trabajo en progreso, mientras que el trío Kanté-Zaire-Emery-Camavinga carecía de inspiración en el uso del balón.
“Te dejaré hacer tus análisis. Terminamos 0-0 (Nota del editor: ya 4 en 2024, la primera vez en 20 años cuando teníamos 5). No me voy a conformar con no encajar goles. Los centrocampistas tienen perfiles diferentes, señala Didier Deschamps. Cama (Eduardo Camavinga) no es Warren (Zaire-Emery) y Warren no es N’Golo (Kanté). Warren tiene el volumen y la inteligencia. Tiene la cualidad de poder ser impactante en los últimos treinta metros del oponente. También tiene cualidades de tiro y pase. No veo ningún problema en ese sentido. No tienen el mismo perfil. »
La mera ausencia de Aurélien Tchouaméni, que alterna entre lo bueno y lo menos bueno, no basta para explicar esta tristeza ambiental. Habrá que estar atento al ascenso de Adrien Rabiot, aún no en plena posesión de sus medios, para presenciar una posible evolución. ¿A partir de este domingo contra Italia por una final de grupo? Los ‘bleus’, que no consiguieron marcar por quinta vez en 2024, algo que no se veía desde 2013, nos deben una revancha ofreciendo una última producción que deja huella para cerrar el año.
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