Apertura de la COP29 sobre el clima: dinero, siempre dinero
La COP29 comienza este lunes 11 de noviembre en Bakú, capital de un país de petróleo y gas, Azerbaiyán. El diálogo Norte-Sur, que constituye el plato principal del menú, ya difícil, se verá perturbado por la elección de Donald Trump, un negacionista del clima que quiere demoler el multilateralismo.
“Es hora de demostrar que la cooperación global no está estancada. Está a la altura del momento”, lanzó también el responsable de la ONU sobre el Clima, Simon Stiell, sin mencionar nunca el país cuyo nombre está en boca de todos aquí: Estados Unidos.
“Un momento de la verdad”
El tema principal de esta COP, que durará hasta el 22 de noviembre, es fijar el monto de la ayuda climática de los estados desarrollados a los países en desarrollo para que se desarrollen sin carbón ni petróleo, y puedan enfrentar más olas de calor e inundaciones. Hoy en día, 116 mil millones de dólares al año (en 2022), el nuevo compromiso debe ascender a miles de miles de millones al año, exigen los países pobres. Pero los occidentales consideran que este orden de magnitud es poco realista para sus finanzas públicas.
El presidente de la COP29, Mukhtar Babaev, habló de “cientos de miles de millones” en su discurso de apertura el lunes, pero ningún negociador reveló sus cartas. Los delegados negociaron hasta las 4 a.m. del domingo por la noche. “La COP29 es el momento de la verdad para el acuerdo de París”, dijo Babaev, Ministro de Ecología de Azerbaiyán y ex ejecutivo de la compañía petrolera nacional Socar.
Según ONU Clima, alrededor de 51.000 participantes están acreditados, menos que en la extravagante COP28 en Dubai el año pasado. Muchas ONG critican la celebración de la conferencia en un país que celebra el petróleo como un “regalo de Dios” y donde las autoridades han detenido y están procesando a varios activistas medioambientales.
¿Qué hará Donald Trump?
Bastará una sola firma para que Donald Trump, cuando entre en la Casa Blanca el 20 de enero, se una a Irán, Yemen y Libia al margen del acuerdo adoptado en París en 2015 por países de todo el mundo. Este acuerdo es el motor que ha permitido invertir la trayectoria del calentamiento global de los últimos diez años hasta situarlo en torno a 3°C o menos de aquí a 2100, según los cálculos.
Los europeos juran que redoblarán sus esfuerzos para compensar la retirada estadounidense, pero pocos irán a Bakú. Ni Emmanuel Macron ni Olaf Scholz participarán en la cumbre de un centenar de líderes del martes y miércoles. Sólo asistirán un puñado de líderes del G20.
“Es necesario […] abandonar la idea de que la financiación climática es caridad. Un nuevo y ambicioso objetivo para la financiación climática redunda en interés de todas las naciones, incluidas las más grandes y ricas”, afirmó Simon Stiell.
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