Marsella se encontraba perdiendo 3-0 en el descanso, con aficionados frustrados abucheando a los jugadores y abandonando el estadio cuando aún quedaban 45 minutos por jugar. La noche del viernes volvió a convertirse en una pesadilla para los atletas olímpicos.
Después del partido, que su equipo finalmente perdió por 3-1 a pesar de que Mason Greenwood salvó algo de orgullo con un penalti, Roberto De Zerbi se sinceró. Primero mantuvo una larga conversación con sus jugadores en el vestuario antes de dirigirse a la prensa: “No me habléis de quedar segundo, tercero o cuarto. Vengo aquí a dar algo, a transmitir una visión; vivo para algo”. Eso trasciende el fútbol. Si yo soy el problema, debo irme. El dinero no me importa. Lo que busco es la gratificación de mi trabajo”.
El técnico del Marsella se mostró evidentemente afectado por el rendimiento de su equipo, que estuvo a años luz de lo mostrado ante el Nantes el pasado domingo. “Asumo la responsabilidad de lo que pasó. Cuando digo que el responsable soy yo, es porque realmente me siento responsable. No tengo ninguna intención de echarle la culpa a otros”, continuó.
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