Cuatro días después de las inundaciones que devastaron el sureste del país, socorristas y voluntarios buscan a los desaparecidos y trabajan para restaurar las zonas devastadas por los torrentes de barro.
El sombrío panorama de la noche Del martes 29 de octubre al miércoles 30 de octubre dio paso a manifestaciones espontáneas de solidaridad. Desde las devastadoras inundaciones que dejaron al menos 211 muertos en el sureste de España, miles de residentes y voluntarios se han movilizado para ayudar a los afectados.
Escoba y pala en mano, trabajan para limpiar las calles de las localidades afectadas, mientras los servicios de emergencia siguen buscando a muchas personas desaparecidas. El sábado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el refuerzo de 10.000 soldados y policías para participar en la búsqueda y ayudar a los vecinos de las regiones afectadas. Según el diario El Paiscon lo que el número de policías movilizados asciende a 18.000.
En cada calle de Paiporta, un mártir pueblo de 25.000 habitantes situado al sur de Valencia, donde se han contabilizado decenas de muertos, vecinos y voluntarios intentaban evacuar montañas de barro viscoso. Todo está cubierto de marrón y ni un solo edificio se ha salvado de las olas.
Miles de voluntarios abandonaron a pie Valencia, cuyo centro urbano se vio poco afectado por las inundaciones, para dirigirse a las devastadas localidades vecinas. Su número es tal que las autoridades les han pedido que se queden en casa. “Es imperativo, imperativo, que regresen” para no entorpecer el tráfico, dijo el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, y añadió que estudia medidas restrictivas “no sólo para los vehículos, sino también para los peatones”.
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