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François Ozon crea un drama psicológico con “Cuando llega el otoño”

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Nos habéis acostumbrado, últimamente, a entregar una película cada diez meses… Sin embargo, esta vez el retraso ha sido mayor, ya que ha pasado un año y medio desde el estreno de “Mi crimen”. ¿Una señal de que el guión de “Cuando llegue el otoño”, que juega con cosas no dichas, fue más difícil de escribir?

François Ozon: ¡Está relacionado principalmente con la temporada! La película, como sugiere el título, requería una atmósfera otoñal. Así que tuvimos que esperar hasta ese momento para rodar. Estábamos listos antes, pero quería filmar la naturaleza en plena transformación. A su vez, esto también permitió que el proyecto madurara.

¿Sueles empezar con una atmósfera, una imagen para lanzar una película?

FO: Realmente no hay reglas. Para éste, todo parte de un recuerdo de la infancia. La de una tía que había servido setas que había recogido… ¡pero no había comido ninguna! Irónicamente, todos enfermaron. Al recordar esta historia, también quería filmar a mujeres de entre 70 y 80 años que aceptaran su edad. Señoras que no vemos lo suficiente en el cine. Por eso la película comienza de manera naturalista, donde muestro su soledad, cómo viven y afrontan cierto sufrimiento.

Como la de Marie-Claude, interpretada por Josiane Balasko, que tiene a su hijo en prisión. Esta soledad es central.

Hélène Vincent, como en “Algunas horas de primavera”, de Stéphane Brizé, interpretas a una mujer que tiene una relación difícil con su hijo. ¿Ha hecho un paralelo entre estos dos roles?

Helena Vicente: Sí, en lo que respecta a este vínculo con el niño. Sin embargo, en “Unas horas de primavera”, mi personaje lo había abandonado todo. Ella ya no estaba realmente viva, mientras que aquí, esta mujer, a pesar de la tensa relación con su hija, todavía está llena de vitalidad.

FO: Stéphane Brizé le dio a Hélène un personaje con mucha dureza. Por el contrario, quería que hubiera más ternura insertando momentos de tensión y miradas significativas. No podemos revelar los motivos, para dejar al espectador la sorpresa del pasado de Michelle (Hélène Vincent), pero su hija tiene motivos objetivos para culparla. Michelle ciertamente no era una madre ideal. Durante el rodaje de la película, conocimos a personas que crecieron con madres fracasadas y resulta difícil construirse en estas condiciones. Algunos niños, cuando aprenden cosas, son totalmente rechazados, como es el caso de Valérie (Ludivine Sagnier) que pone en ello todo su malestar…

Ciertas escenas, aparentemente banales, también pueden interpretarse de otra manera al final de la proyección. ¿Era imprescindible mantener esta doble lectura?

FO: Este es el efecto deseado… La idea era hacer un poco como Alfred Hitchcock, donde el espectador puede interpretar los gestos y las intenciones como desee. Por ejemplo, esta escena en la que Michelle arroja los hongos a la basura fue originalmente más larga, porque se puso énfasis en su vacilación. Al final, preferimos dejar volar la imaginación del público. Otra fuerte inspiración es la de Georges Simenon, especialmente en lo que respecta al ambiente pesado general y a estas vidas que se esconden detrás de las contraventanas de las casas.

El escenario juega con lo no dicho con numerosos silencios. ¿Cómo te acercas a un personaje en estas circunstancias?

Alto voltaje: Es bastante natural. Resulta que vivo en el campo, en silencio. Así que jugar a la soledad o la introspección es casi instintivo para mí. No tuve que buscar muy lejos…

¿Y sobre tu encuentro con Josiane Balasko?

Alto voltaje: ¡Era enorme! ¡En realidad! No podría soñar con formar un vínculo tan maravilloso con una actriz. De repente, hubo un impulso, como un ardor, y me alimenté enormemente de lo que desprendía Josiane. ¡Ojalá tuviera una amiga como ella!

La película también habla del perdón. ¿Fue este un tema central para ti?

FO: Más precisamente, la religión católica, con lo que implica sobre el perdón, la redención y la culpa. Estas preguntas están omnipresentes en la película y aparecen desde la primera escena donde Michelle está en misa.

Una de las recurrencias en tu filmografía, ya que “Gracias a Dios” también estuvo atravesada por cuestiones sobre religión…

FO: Probablemente esto se deba al hecho de que fui criado como católico. Allí aprendí una forma de hipocresía y, posteriormente, me hice ateo. Es decir, en la iglesia escuché un discurso pronunciado en voz muy alta mientras veía a las mismas personas realizando actos contradictorios a lo que habían dicho. “Gracias a Dios” trataba sobre este tema, con sacerdotes que tienen autoridad moral, pero se comportan como criminales.

Historia

Michelle (Hélène Vincent), una buena abuela en todos los aspectos, vive su retiro tranquilo en un pequeño pueblo de Borgoña, no lejos de su mejor amiga Marie-Claude (Josiane Balasko). El día de Todos los Santos, su hija Valérie (Ludivine Sagnier) viene a visitarlo y deja a su hijo Lucas para la semana de vacaciones. Pero nada sale según lo planeado.

nuestra opinión

Una adaptación de una obra de Rainer Werner Fassbinder (“Peter Van Kant”), una animada comedia (“My Crime”), y con “When Autumn Comes”, un drama psicológico teñido de thriller… François Ozon vuelve a sorprender a su mundo y se basa en un escenario bien elaborado, que invita al espectador a formarse su propia idea sobre la psicología de Michelle, esta anciana, menos perfecta de lo que le gustaría que creyéramos.

Un papel hecho a medida para Hélène Vincent, cuya mirada dulce y su aparente sociabilidad le permiten ocultar algunos secretos pesados ​​y una necesidad visceral de poseer a su nieto…
Al examinar las relaciones de esta septuagenaria con su hija (Ludivine Sagnier), su vieja amiga (Josiane Balasko) y su hijo, un ex presidiario (Pierre Lottin), con quien entabla una relación de amistad bastante vaga, la directora crea problemas.

Siempre precisos, estos fragmentos de la vida hacen referencia al dolor, la ausencia y la soledad. La atmósfera pesada del otoño, con elecciones cromáticas apagadas que armonizan con la lentitud del rodaje, marca el tono de esta película engañosamente clásica, mucho más mordaz de lo que uno podría creer. El director del proyecto no deja de sacudir certezas. Gran trabajo por tanto, perfecto contrapunto a su “Verano 85” donde esta vez filmó la juventud, bajo una luz deslumbrante.

Por François Ozon (Francia). Con Hélène Vincent, Josiane Balasko, Ludivine Sagnier… Drama. 1:42.

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