Animación
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Dirigida por el ganador del Oscar Barry Jenkins, la precuela, que sigue al cachorro de león antropomórfico en su búsqueda de legitimidad real, es sorprendentemente decente.
Disney tuvo que ser perdonado por una escoria sobre el precedente Rey León Todo digital, copiado de su predecesor animado en papel de celuloide: su diabólica historia mitológica, abiertamente inspirada en el Antiguo Testamento y varias obras de Shakespeare, le dio demasiado crédito a la monarquía de derecho de sangre.
Como un mea culpa al revés, esto precuela desarrollado una generación antes supone un revisionismo a priori de buena calidad ya que descubrimos que el buen rey Mufasa, cuya película nos habla de su juventud y paso a la edad adulta, es en realidad un plebeyo adoptado. Perdido, un cachorro de león, mientras viaja con sus padres hacia una tierra de abundancia, Mufasa es acogido y criado, gracias a la insistencia de su hijo Taka, por el rey Obasi y la reina Eshe. Pero condenado a eclipsar a este hermano adoptivo al que supera en todos los sentidos, creará dudas en el rey y exasperación en Taka. Perseguidos por Kiros, cruel líder de manada y pretendiente al trono, los dos hermanos iniciarán un viaje iniciático que deberá conducir a la coronación del más justo y merecedor de los aspirantes a monarcas.
Vuelos de cinéfilos de madera verde
En lugar de restablecer un orden cósmico mediante el regreso del heredero natural, Mufasa debe triunfar afirmando su lugar –social, ecológico, político– en toda la gran sabana. Un verdadero demócrata o pre
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