En el juicio por violación de Mazan, las últimas palabras de la acusada ante la mirada desilusionada de Gisèle Pelicot

En el juicio por violación de Mazan, las últimas palabras de la acusada ante la mirada desilusionada de Gisèle Pelicot
En el juicio por violación de Mazan, las últimas palabras de la acusada ante la mirada desilusionada de Gisèle Pelicot
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“Jean-Pierre M., Jacques C., Cyrille D., Lionel R., Christian L., Charly A…” El presidente del tribunal penal de Vaucluse pide a cada acusado que pronuncie sus últimas palabras, el lunes 16 de diciembre, antes de la deliberación del proceso por violación en Mazan. “Hemos llegado a la etapa de los debates en la que podemos considerar que la investigación del caso ha concluido”. dice Roger Arata, en la apertura de la decimoquinta y última semana del proceso, ante el tribunal judicial de Aviñón.

Los 50 acusados ​​presentes (uno de ellos está prófugo y será juzgado en rebeldía) se levantan por turno, a excepción de Dominique Pelicot, que lamenta de paso que su postura sentada, por motivos de salud, haya sido interpretada. “como una falta de respeto” por algunos abogados defensores. Principal acusado de este cruel proceso, es el primero en hablar, desde su palco, vestido con su eterna chaqueta de jogging gris. Nuevamente pide disculpas a su familia y asegura que se siente “una vergüenza interior”, enterrado detrás “la concha” que él mismo creó.

“No tengo nada que añadir”concluyen la mayoría de los otros 18 hombres que aparecen detenidos desde su palco, al igual que los 31 que aparecen libres. Durante una hora, el micrófono circula de un extremo a otro de la sala, aunque la mayoría prefiere hablar desde el estrado.

Algunos dicen un poco más. Jacques C., 73 años, agradece a los abogados defensores, “que han demostrado una valentía inusitada en el ejercicio de su profesión”. “Este asunto me ha enfermado de por vida”el cobarde Husamettin D., 43 años. Adrien L. dice que tiene “un pensamiento para las familias que están devastadas por estos hechos”. “Nunca tuve la intención de violar” reafirman a Didier S., Mahdi D. y Cendric V. En la misma línea, Ahmed T. insiste en que fue “manipulado”.

Por última vez, Gisèle Pelicot escucha, más o menos distraída, sentada en el espacio reservado a las partes civiles, acompañada de su abogado Stéphane Babonneau. Unos diez acusados ​​le pidieron disculpas. Pero la septuagenaria aparentemente mira hacia otra parte, se apoya en su teléfono, intercambia algunas palabras con el abogado de Francia Víctimas, que está con ella desde el 2 de septiembre.

Hasta que Redouane E. llega, febril, al bar, con varias hojas de notas. Este enfermero liberal y voluble se distinguió durante su interrogatorio por evocar una trampa del matrimonio Pelicot, exigiendo que la policía registrara el teléfono de la víctima. Sus comentarios del lunes son similares. “Cuando [Gisèle Pelicot] hablo, no siento ninguna emoción, ni una lágrima”, se lamenta. El hombre de 55 años denuncia “una dictadura de la imagen como medio magistral de manipulación”. Lamenta que los vídeos difundidos en el juicio creen “una confusión y una amalgama”con el fin de “Aturdir a la gente para que no piense”. Su abogado intenta contenerlo. Imposible. El presidente lo consigue, con dificultad, al cabo de unos quince minutos.

Gisèle Pelicot parece devastada. Las negaciones muy teatrales de este hombre la hicieron estallar en una risa nerviosa a principios de octubre. La que celebró su 72 cumpleaños el pasado 7 de diciembre parece no esperar nada de los hombres que desfilan en el bar. Dos, sin embargo, llaman su atención. Jérôme V. y Cédric G. se encuentran entre los pocos acusados ​​con un perfil criminológico juzgados “peligroso”. Se solicitaron contra ellos dieciséis años de prisión. El primero es uno de los cuatro perseguidos que llegaron seis veces a Mazán. El segundo hizo pasar un infierno a sus exparejas al publicar en la web fotos íntimas de ellas, en contra de su voluntad.

“Quería dejar claro que, sea cual sea la sentencia, no apelaré, para respetar a la víctima”. advierte Jérôme V., provocando la sorpresa de su abogado, a pocos metros de él. “No necesariamente tengo prisa por aceptar esta sentencia de dos dígitos, pero necesito saber adónde voy, saber cuántos años voy a cumplir”, continúa resignado el hombre de 46 años. Con voz tranquila, habla pegado a la ventana del palco que comparte con Dominique Pelicot. Frente a Gisèle Pelicot, al otro lado de la habitación, explica que no quiere disculparse con ella porque “no sería escuchado”.

Resuenan las palabras de Cédric G., unos minutos después que él. “Señora, le he expresado mi remordimiento, mi culpa, mi vergüenza. Mis excusas ya no son concebibles”.afirma. Al igual que su predecesor, forma parte de la minoría de acusados ​​que admiten plenamente los hechos. El hombre de 50 años habla de un “sitio de construcción vertiginoso” Comenzó con su psicólogo detenido. Y pide disculpas a su abogado antes de reafirmar, como ya hizo durante el interrogatorio, que efectivamente había sometido “violación” a la víctima. Después de más de tres meses de audiencia, la palabra sigue siendo muy rara entre los acusados. El veredicto se espera el jueves a las 9:30 a.m.

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