En Georgia, el Parlamento, boicoteado por la oposición y ampliamente considerado “ilegítimo”eligió, el sábado 14 de diciembre, presidente del país al exfutbolista prorruso Mikheïl Kavelashvili, de 53 años. Es la primera vez en la historia de esta antigua república soviética del Cáucaso que el jefe de Estado no es elegido por sufragio universal directo, sino por un colegio de votantes, controlado por el partido en el poder, el sueño georgiano. Este último, con mayoría en el Parlamento, votó 224 de 225 votos a favor este candidato tan controvertido, que suscita críticas incluso en su propio campo.
Conocido por sus violentas diatribas antioccidentales, Mikheïl Kavelashvili sucederá a la presidenta proeuropea Salomé Zourabichvili, de 72 años, el 29 de diciembre. Esta ex diplomática francesa, sin embargo, anunció que se negaba a dejar su cargo hasta que se celebraran nuevas elecciones legislativas. Al igual que la oposición, cree, de hecho, que las elecciones del 26 de octubre –cuyos resultados otorgaron un cuarto mandato a Georgian Dream– fueron “amañado” con la ayuda de Rusia.
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