Ferran Torres hablaba impaciente con el cuarto árbitro mientras esperaba que se hiciera la sustitución. Miró hacia el campo para ver al jugador al que estaba a punto de sustituir, Robert Lewandowski, y lo saludó con la mano como para decirle que se diera prisa.
En el Signal Iduna Park era el minuto 71 y el partido se le había puesto complicado al Barcelona. En la primera mitad, el equipo de Hansi Flick había devuelto al Barça las buenas sensaciones del inicio de temporada, antes de que llegara el “noviembre de mierda”, como lo llamó el propio Flick.
El Barça había sido superior al Borussia Dortmund, con una presión alta que volvió a funcionar, y se sintió cómodo con el balón. Tuvieron un 67 por ciento de posesión en la primera parte, con muy pocas pérdidas de balón y los jugadores ya no cometían las imperfecciones técnicas que se vieron el sábado ante el Real Betis (2-2). El equipo de Flick tenía autoridad pero no mordía.
El primer gol de los catalanes llegó al inicio de la segunda parte. Raphinha remató un buen pase de Dani Olmo para marcar. Pero la reacción de la parte alemana fue casi instantánea. Ocho minutos después empataron con un polémico penalti por una falta de Pau Cubarsi sobre Serhou Guirassy, que el delantero convirtió para poner el 1-1.
El Barcelona ya no dominaba con tanta claridad como en la primera parte. El Dortmund empezaba a cobrar vida y el partido no había terminado. Una derrota podría haber sido el detonante de una crisis en Barcelona.
Fue en ese contexto que entró Torres. Nunca es fácil entrar en partidos como este cuando no eres un habitual del primer equipo, y menos cuando tu rendimiento ha sido criticado en otras temporadas.
Pero Torres parecía impaciente por entrar y le tomó sólo cuatro minutos marcar la diferencia. Un centro preciso de Jules Kounde fue rematado de volea por Fermín López. Gregor Kobel detuvo ese disparo, pero a su lado estaba Torres, que recogió el rebote en el área y puso el 2-1.
El Dortmund reaccionó de nuevo y a los tres minutos empató gracias a otro gol de Guirassy. Pero faltando cinco minutos para el final, Pedri inició un rápido contraataque y pasó el balón a Lamine Yamal, quien dio una brillante asistencia para dejar solo a Torres frente a Kobel. Su control no fue perfecto pero anotó para ganar el partido para su equipo.
Todos corrieron hacia el exdelantero del Manchester City, incluso los jugadores que calentaban en la banda. El banquillo se volvió loco. Flick empezó a agitar los puños en señal de victoria y Torres sonrió, antes de mirar a sus compañeros, ponerse serio y hacer un gesto de que tenían que luchar hasta el final.
Torres sólo necesitó 14 minutos para convertirse en el héroe inesperado de este partido. Flick lo ve como el cuarto delantero en una línea de ataque en la que es difícil entrar en este momento. Raphinha está en plena forma, Lewandowski ha vuelto a su mejor nivel y está a sólo tres goles de igualar los goles que marcó en toda la temporada pasada (es el máximo goleador de la Liga) y Yamal, bueno, es Lamine Yamal.
Habiendo aceptado que no podrá competir con estos tres jugadores, Torres se ha posicionado como el suplente perfecto y finalmente se siente cómodo en ese rol. Estaba feliz de aprovechar los minutos que le dio Flick, ayudando al equipo, apareciendo cuando las cosas iban mal. Y tener un jugador así que acepte el estatus que le han asignado es tan importante como tener un buen jugador titular.
Los cambios se reflejaron bien en Flick, cuyas sustituciones contra el Betis habían sido criticadas: Lewandowski, Pedri, Olmo y Raphinha se fueron cuando el partido no se ganó y el Barça terminó concediendo y perdiendo puntos.
“Cuando hay situaciones complicadas para el equipo, Ferran reacciona muy bien”, dijo Flick en rueda de prensa tras el partido. “El segundo gol no fue fácil pero aun así logró marcar. Estaba muy feliz. Tiene una mentalidad muy positiva. Después de su lesión ha vuelto a ser muy importante para el equipo y eso se ha podido comprobar hoy. Hemos trabajado mucho con él, hemos visto en qué tenemos que trabajar, así que pase lo que pase, es un jugador muy importante”.
La historia de Torres con el Barcelona no ha sido la que uno podría esperar de un jugador por el que el Barcelona pagó 55 millones de euros (45 millones de libras esterlinas, 58 millones de dólares). Ha luchado por deshacerse del precio y aceptar el papel en el que se encuentra.
El jugador tuvo problemas después del Mundial de 2022. En Barcelona fue muy criticado y gran parte de la afición exigió su venta. En el verano de 2023, Torres regresó con un nuevo apodo. Se hacía llamar “el tiburón”. Explicó que había hablado con psicólogos y había hablado con el peleador de UFC Ilia Topuria para ayudarlo a cambiar su mentalidad.
Desde entonces, Torres siempre aprovecha los minutos que tiene, aunque sean pocos y menos de los que le gustaría tener.
“No es que yo desear para continuar es que estoy yendo Seguir en el Barça”, dijo este verano en una entrevista en Rac1.
Torres ha recuperado el espíritu del tiburón. Sabe cuál es su papel y lo ejecuta a la perfección.
“Salí a ayudar al equipo porque el Borussia nos estaba presionando”, dijo Torres a Movistar tras el partido. “Es uno de esos partidos que forman un grupo porque supimos sufrir. Nos volvió a pasar cuando íbamos arriba 2-1 y empataron y reaccionamos muy bien.
“Esto es todo. Se trata de recuperar las sensaciones, es la victoria, es la unión que hemos demostrado, es la forma en la que hemos celebrado los goles, eso también suma”.
Torres ha marcado cuatro goles en los últimos tres partidos. Se ha convertido en un jugador que aporta a Flick actitud, energía y mentalidad positiva.
La victoria del Barça supone sumar 15 puntos de 18 (sólo perdió el primer partido contra el Mónaco) y a falta de dos jornadas es segundo en la clasificación.
Los jugadores del Barça celebraron de una forma que reflejó la importancia de esta victoria. Para ellos fue un adiós definitivo a los fantasmas de Europa, haberse enfrentado a los actuales subcampeones de la Liga de Campeones y haberles ganado en su propio terreno. Los azulgrana no ganaban en un estadio alemán desde 2016.
(Foto superior: Alex Gottschalk/DeFodi Images vía Getty Images)