El Principito quiere su corona

Nunca dejes de creer, que dice la grada del Metropolitano, y cómo no hacerlo, creer, cuando en tu equipo tienes a Griezmann, un Principito que es rey. Ese jugador de culto que ganó ese balón en el área del Sevilla y disparó casi cayendo, pero sin dejar de creer. Esta vez, después de tocar el palo, el balón se fue a la red. Euforia, locura, épica. 4-3 para la novena victoria consecutiva de este Atleti que aspira a todo. Si ante el Betis pareció anochecer el cholismo, ante el Sevilla lo amarra fuerte por la pechera. Qué largos, locos y épicos se le están haciendo al Atleti este año los tiempos de descuento. Y fructíferos.

Fue uno de esos Atlético-Sevilla de siempre, todo intensidad. Eléctrico y con ritmo, con ocasiones, intercambio de golpes y dos equipos presionando feroces. El Atleti salía volviendo a ser. Nueve cambios con respecto a la Copa. Los que habían descansado de inicio en Cáceres ahí estaban de nuevo, en el once. Simeone ha encontrado el suyo esta temporada y de ahí no se baja. Los de siempre, ordenados 4-3-3, sólidos atrás y liberados arriba, en un baile enérgico por los espacios y el balón. El campo fue, de inicio, una pendiente hacia Álvaro, titular aunque Nyland ya estuviese.

García Pimienta había movido a Gudelj del medio al centro de la defensa y a Kike Salas al lateral para cubrir la baja de Pedrosa. Grizi, que volvía tras la extracción de una muela, saludaba pronto al Sevilla al final del tobogán. Si a los cinco minutos estrellaba en la madera una pelota que había recibido de Julián, tres después obligaba a Álvaro a mostrar todo su catálogo de reflejos para evitar que un derechazo suyo se le colara en la portería. La presión altísima con la que habían salido los del Cholo provocaba que cada posesión fuese una ocasión rojiblanca, llevando al fútbol aquello que decían de Ali: “Flota como una mariposa, pica como una abeja”. Y el aguijón lo lleva De Paul en la bota.

No es casualidad que el buen momento del Atleti coincida con el paso adelante de De Paul. Un De Paul versión Argentina. Un De Paul que, ante la falta de acierto al despejar primero de Isaac Romero y después de Lukebakio, robó, controló y se acomodó el balón para soltar un zapatazo desde la frontal que voló imparable a la red. Golazo. El mejor lugar donde De Paul puede demostrar lo buen futbolista que es siempre será su casa. En el Metropolitano solo se escucharon aplausos altos. Pero duraron poco. Un minuto después el Sevilla le rompía al Atleti la ceja de un puñetazo.

No necesitó más que un córner. Sacarlo en corto y que Lukebakio imitara a De Paul en la frontal. Derechazo y a la red. Oblak voló pero no alcanzó. 1-1. La noche fría, los corazones a mil. Al Atleti le costó recuperarse del golpe. Sin Koke, otro partido suplente como si se hubiera acelerado de pronto el cambio de tiempo, Barrios parecía jugar con los ojos tapados, atascado. Perdió la frescura el Atleti, la presión feroz, empezó a costarle encontrar espacios en un Sevilla bien plantado que hallaba un pasadizo en la espalda de Giménez, que si en los últimos días arrastraba molestias jugaba como si aún las tuviera. El Sevilla ejecutaba la contra perfecta después de Kike Salas interceptara un pase de De Paul a Giuliano. La transición fue rapidísima y al primer toque. Kike-Peque-Kike-Isaac. El último lograba al fin celebrar su primer gol este año, después de ponerle otra bandera en la espalda a Giménez tras ganarle en carrera, batía a Oblak con un zurdazo cruzado. El descanso llegó después de que Álvaro derribara a Gallagher en el área cuando el inglés trataba de recortarle y el VAR bajó un gol de Julián del marcador por media rodilla de Giuliano, asistente, en fuera de juego.

El Sevilla había sabido aprovechar el exceso de ímpetu de los rojiblancos, a los que, tras el descanso, siguió faltándole precisión en el último pase. La apuesta de García Pimienta por Kike Salas fue la ganzúa, muy bien arropado por Sow, Lukebakio e Isaac, los tres espectaculares. Con ritmo, juego, concentración y físico. Y acierto. Porque si Giuliano se topaba con Álvaro, en la jugada siguiente el Sevilla se iba con gol tras plantarse por tercera vez ante Oblak. Combinó el Sevilla, eso que ahora llaman fútbol champagne y que es la circulación de un lado a otro de toda la vida, que terminó en centro de Kike Salas y gol de Juanlu. Acortó Griezmann después de que Barrios, al que se le había caído la venda e iniciaba el chorreo de juego, le asistiera. Justo después llegó ese momento extraño para un rojiblanco, cuando Koke y Saúl, pilares de todo durante tanto, entrasen al campo a la vez; uno como suplente, el otro, en el equipo contrario. Siguió el partido quemando por su ritmo altísimo con el Atleti acongotando al Sevilla ocasión a ocasión. Pero Llorente se estampó con Álvaro y Sortloh también, pero el noruego tenía el día desajustado. Y siempre apuntaba al medio, fácil para Álvaro. Pero, como Isaac Romero, el 3-3 lo encontró Lino en su día primero del gol esta temporada. Ya tocaba. Le asistía Koke, cómo no. El Sevilla, acalambrado, trataba de resistir a tanto ímpetu mientras García Pimienta insuflaba resuello con Montiel primero y después con Marcao y Iheanacho. Pero el asistente ya había alzado el cartelón. Ocho minutos. Y el descuento es el tiempo de este Atleti. Entonces Lino centró ese balón que Griezmann peleó en el área para arrebatarle al Sevilla del todo esos tres puntos que hasta hace nada agarrabaa. El Principito es el rey. Y quiere su corona.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsAppdonde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.