El presidente es amenazado con el despido tras declarar la ley marcial.
Corresponsal en Seúl
« ¡Paren el golpe! » En la pista, la multitud reunida frente a las puertas blancas grita, en medio del frío de la noche. Ya ha sonado la medianoche en Seúl, y el destino de Corea del Sur se decide ahora, más allá de esta puerta de hierro, en el intimidante edificio con columnas de la Asamblea Nacional, rodeada de policías con uniformes fluorescentes. Unos minutos antes, helicópteros habían colocado comandos de fuerzas especiales en el tejado con la misión de tomar el control del lugar santísimo de esta joven democracia asiática, escenario de debates a menudo musculosos, como en una película de los años 70. ¡No podía quedarme en casa viendo cómo mi país volvía a caer en una dictadura! Vine tan pronto como escuché el anuncio del presidente. Lo que está en juego es el futuro de la democracia. » explica Baek, un estudiante de 25 años, con sus largos mechones sobre su rostro pálido. Bajo la luz de las farolas, miles de habitantes de Seúl convergieron…
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