Europa ya conoce a Adama

El Athletic sabe que escalar hasta la cima en la Liga es imposible porque entre Madrid y Barça no hay quien saque codos y se haga sitio, pero en Copa ya se aposentó en el trono y en Europa ve también un resquicio para alcanzar ese liderato soñado. La final de la presente Europa League es en San Mamés y probablemente no habrá otra ocasión más propicia para reinar en el Viejo Continente. Hasta ahora su camino es intachable. Un empate de prestigio en el Olímpico de Roma y todo victorias para plantear el desafío de desalojar del primer puesto a un Lazio intratable.

El Elfsborg es el equipo con menos coeficiente UEFA de los que entraron en el bombo del torneo y lo demostró de sobra en su lastimosa visita a Bilbao. Un equipito que ha acabado su liga y lleva más de dos semanas sin competir, más allá de un amistoso. Eso es poco menos que una herejía ante un Athletic en permanente estado de ebullición, en modo rock and roll. Les llaman Los Elegantesserá porque pierden con refinamiento, sin rechistar. A los leones no les hizo falta ni pisar el acelerador, porque enfrente había un grupo muy débil atrás. Es que, además, a Hiljemark le dio por inventar cosas raras, como enviar a Ibrahim al matadero, un central en busca de ser la sombra de Nico en la banda. El internacional hizo lo que le dio la gana. Y para martirizar un poco más al nigeriano, a veces se turnaba por su zona el otro Williams, Iñaki, para encararle y desbordar.

El cuadro de Boras se parapetó en su campo durante todo el primer tiempo y, aunque le cayeron dos goles, siguió ahí escondido con un conformismo, pasividad y parsimonia a prueba de bomba. Primero llegó un momento que nunca olvidará Adama Boiro. Una jugada de estrategia: saque de esquina hacia Guruzeta, que en línea de fondo junto al inefable Ibrahim cedió a Adama ante la indolencia de los nórdicos. El exosasunista llegó libre de marca al área y pegó un buen zurdazo, de rosca, para que se abriera bien la pelota. Cogió estático a Hedlund y todo fue coser y cantar. Su estreno europeo con gol. Había anotado un tanto el año pasado en el filial.

La gente ovacionó a Simón en su regreso a los terrenos de juego cuatro meses después. Pero parecía que estaba aliado con la anunciada huelga de aliento durante media hora de la Grada de Animación aduciendo que se siente maltratada. El meta no tocó una pelota durante esos 30 minutos, un toque sin peligro alguno. Poco después protagonizó una mala salida. El Elfsborg no presionaba, seguía contemplativo y el Athletic veía que tampoco le hacía falta su habitual fervor ante un rival blandito que no le llegaba a su área. Movía la pelota a placer y aceleraba en ocasiones muy contadas, porque eso le valía. Nico seguía divirtiéndose sin oposición. Una bicicleta, cómo no, ante Ibrahim permitió servir un pase de lujo al centro del área, donde apareció Prados y esta vez espantó los fantasmas recientes de errores en ocasiones claras. Había cosas curiosas en la tarde bilbaína, como un gol de adama, y este 2-0 de Beñat de cabeza, algo de lo más inhabitual. Los amarillos no sabían ni por dónde moverse, marcaban en algo parecido a una defensa zonal, y dejan girar y desbordar a sus pares.

Hiljemark movió dos piezas en el descanso, pero el panorama apenas varió. Porque sacó al desastre de Ibrahim y metió el marrón a un mediocentro en esa banda. El cuadro clínico no mejoraba. El equipo más permisivo de Europa. Se tiraban caños que levantaban suspiros de admiración del respetable. Hasta Gorosabel se sacó un recurso técnico precioso en una baldosa. La inspiración afloraba por cualquier palmo dle verde. El lateral medía fatal y permitía a Adama controlar con el pecho, avanzar y ceder a Guruzeta para invertir los protagonistas de la jugada del 1-0 y plasmar el 3-0 final. El Txingurri envió a descansar a parte de su guardia pretoriana. Y el estadio pudo tributar un cálido aplauso a Adama, uno de los protagonistas de la tarde.

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