¿Polonia ayudó a escapar a un sospechoso?

¿Polonia ayudó a escapar a un sospechoso?
¿Polonia ayudó a escapar a un sospechoso?
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Im August 2024 hatte der Generalbundesanwalt einen Haftbefehl gegen Wolodymyr S. erwirkt, der sich in Polen aufgehalten haben soll. Der Klimaanlagentechniker und Tauchlehrer gilt als einer der Hauptverdächtigen im Falle der Anschläge auf die Nord-Stream­Pipelines im September 2022. Mit diesen sollte russisches Gas nach Deutschland exportiert werden. Polen und die Ukraine hatten sich jahrelang vergeblich gegen die Pläne und den Ausbau (Nord-Stream-2) eingesetzt. Die Verantwortung für die Explosionen ist weiterhin ungeklärt. Schwedische und dänische Behörden haben ihre Ermittlungen eingestellt, in Deutschland ermittelt weiterhin der Generalbundesanwalt.

Die Ermittlungen konzentrieren sich auf eine Gruppe Ukrainer, die per Segelboot von Rostock aus vorgegangen sein soll. Das „Wall Street Journal“ hatte unlängst berichtet, eine Gruppe ukrainischer Militärs und Unternehmer habe Anfang 2022 den Plan gefasst, die Pipelines zu sprengen. Die Federführung für das Vorhaben hatte demnach der damalige Oberbefehlshaber der ukrainischen Streitkräfte, Walerij Saluschnyj. Gekostet habe die Operation per Segelyacht nur rund 300.000 Dollar. Der ukrainische Präsident Wolodymyr Selenskyj soll dem Plan zunächst zugestimmt haben.

Nachdem jedoch der Geheimdienst CIA davon erfahren und die Ukraine aufgefordert haben soll, den Plan nicht umzusetzen, soll Selenskyj den Stopp der Operation angeordnet haben. Kiew hatte die Vorwürfe zurückgewiesen. Der „Spiegel“ schreibt nun, Selenskyj habe spätestens im Sommer 2022 durch die CIA von den Plänen erfahren. Oberbefehlshaber Saluschnyj habe trotzdem den Plan nicht abgeblasen; die Saboteure seien in Richtung Polen aufgebrochen, ausgerüstet mit falschen bulgarischen und rumänischen Dokumenten.

Se dice que el ex agente del servicio secreto ucraniano Roman Chervinskyj organizó el ataque. En una entrevista reciente con el FAZ, Chervinskyj no dijo nada sobre los detalles de la operación. Pero no ocultó el hecho de que pensaba que esto era bueno. “Creo que el resultado de esta operación es positivo”, dijo Chervinsky durante una visita a su casa. “Fue algo bueno para todo el mundo civilizado”. Chervinskyi le dijo ahora a “Spiegel” que la explosión era un acto legal en tiempos de guerra.

La operación se llevó a cabo en el velero Andrómeda, de 15,5 metros de eslora, en el que los investigadores encontraron restos de explosivos. El pequeño tamaño del yate, junto con el oleaje y las cargas explosivas supuestamente grandes que se necesitaron para las explosiones, algunas de ellas a 80 metros de profundidad, han planteado dudas sobre las sospechas de los investigadores. El periódico “Spiegel” cita ahora a los implicados que para la operación se utilizaron explosivos especiales que no fueron fabricados en Ucrania. De dónde vino aún no está claro.

Como especie de bomba casera, los buzos utilizaron botellas de aire comprimido en las que, entre otras cosas, se llenaron explosivos especiales aptos para uso submarino. Un lago remoto en Ucrania sirvió como “laboratorio de pruebas”. También se contactó a buzos aficionados ucranianos para llevar a cabo la operación. Todos participaron voluntariamente.

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