Una Real indigna de un derbi

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No admite ninguna discusión que, con los dos equipos europeos y candidatos a sellar el pasaporte de nuevo, fue uno de los peores derbis que se recuerdan. Un nivel de fútbol bajísimo y un duelo sin apenas ocasiones. Pero esto no es ninguna excusa, porque no la hay. En este escenario, simplemente el que hubo, el Athletic siempre pareció mejor. Y lo peor de todo es que, como sucedía en años anteriores, esta vez no necesitó enchufarse ni completar una buena actuación para llevarse el gato al agua. Ellos tenían un plan, que fue el que se puso sobre el terreno de juego, y la Real todavía no sabemos la idea con la que quiso imponer su ley en Bilbao.

En los tres años anteriores los rojiblancos fueron netamente superiores, pero esta vez no les hizo falta. Jugaron al fallo, sin una presión tan adelantada como acostumbran para esperar los errores de los blanquiazules y estos no tardaron en llegar uno tras otro. En definitiva y en portada, una Real indigna de un derbi. Sin ninguno de sus jugadores capaces de llegar al aprobado. Un rendimiento global e individual lamentable. Y si van a convertir en tradición viajar a Bilbao y perder, que se lo hagan mirar, porque tienen que saber que ya no somos conscientes muy bien de si ellos lo sufren mucho, pero nosotros no solo no lo pasamos mal, sino que no nos hace ninguna gracia.

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Athletic – Real Sociedad: Las notas de Mikel Recalde
Mikel Recalde

Ya se pueden tomar mucho más en serio una racha tan lamentable, con tres resultados fallidos cuando en los dos primeros cursos acabaron muy por encima en la tabla. No tienen perdón cuando llueve sobre mojado en un escenario y en un encuentro en el que se ponen en juego tantas emociones y susceptibilidades. Un gol de Sancet mediada la primera parte al aprovechar un centro de Nico acabó sentenciando un duelo que prometía mucho pero que estuvo a años luz de ser un derbi de altos vuelos como se presuponía y se esperaba. Una pena. Y mucha rabia.

Imanol tenía a doce jugadores para formar un once. Diez eran fijos, había que escoger un descarte. Y el elegido fue Brais Méndez. Discutible y debatible, sobre todo cuando el gallego ha estado entrenando las dos semanas en Zubieta y es uno de los miembros más firmes de su guardia pretoriana. El resto, lo esperado.

Pronto se vio que no era una cuestión de nombres, sino de intensidad y garra. Esto es un derbi y la Real no sabe jugar en San Mamés. O se le ha olvidado. El equipo realista parece salir sin un plan convincente. O desde luego uno que le incomode al Athletic. Pero no solo eso, es que no transmitió en ningún momento las sensaciones convincentes y arrolladoras que acreditaron ante el Barcelona. ¿Por qué? Eso nos preguntamos todos. Es más, queremos una explicación.

Perdiendo al descanso

El equipo realista se fue al descanso en desventaja en el marcador en una primera parte en la que apenas sucedió nada. Los ataques peligrosos del Athletic se originaron en pérdidas y errores groseros de un conjunto txuri-urdin que pareció olvidar el abc de lo que se tiene que evitar en San Mamés. Cuando todo eso sucede por cuarto año consecutivo, escuece, duele y molesta. Y no se entiende. Los derbis se juegan con sangre en los ojos y antes del descanso los blanquiazules salieron a verlas y venir. Y así les fue.

A los quince minutos, Sucic no conectó un buen disparo en una buena posición. En la contra, Djaló, la gran sorpresa de Valverde, puso a prueba a Remiro, que respondió sin problemas.

Fue curioso, porque tampoco fue el Athletic asfixiante que presiona muy arriba y que impone un ritmo muy alto. Su propuesta fue más jugar al fallo y no tardó en encontrar opciones.

En los peores momentos de la Real, Prados no enganchó un disparo dentro del área y en la continuación de la jugada, que hubo un momento que parecía abortada, Nico centró y Sancet cabeceó a la red en el segundo palo. Al contrario que en los últimos precedentes, sin hacer casi nada, el Athletic se puso por delante. Un tesoro en un derbi tan igualado como este.

La única aproximación con algo de peligro fue una jugada de Kubo, que estuvo muy lejos del nivel que se le presupone antes del entreactopero no logró empalar su disparo. La clave de todo es que no se podía destacar a ningún jugador realista al término del primer tiempo. Con eso se dice todo. Y en un derbi, como para no estar muy decepcionados.

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Athletic – Real Sociedad: Las notas de Mikel Recalde
Mikel Recalde

En la reanudación, sin que la Real mostrara ningún atisbo de reacción, Sancet, el mejor del duelo, sirvió un gran centro que Prados, completa e insultantemente solo, culminó con un chut muy centrado que detuvo Remiro. Lo más dramático de los últimos partidos de la Real en Bilbao es que los minutos pasan muy rápido y su reacción no llega nunca. No se encuentra a sí misma. Es irreconocible. No se puede entender por qué se encoge y acongoja de esa manera, pero cuando se repite tantas veces en el tiempo, deja de ser casualidad y se convierte en un grave problema.

Aguerd salvó una buena opción de Sancet con un magnífico cruce. Poco después, Zubimendi dispuso de una gran ocasión a centro de Sucic, pero solo pudo meter la punta y el balón se marchó fuera. Sergio disparó desde lejos con la derecha y detuvo Julen, mientras que, en la última opción realista, en un saque de esquina del catalán, Oyarzabal remató a botepronto y la pelota se marchó desviada.

Los cambios de Imanol no mejoraron en nada al equipo. Solo la entrada de Brais se hizo notar por su clase en la medular, aunque sin ser determinante ni lograr hacerse protagonista. Y el partido se consumió sin que la Real mostrara orgullo, potencial, inspiración ni calidad para rebelarse y hacerse acreedor de un empate que no mereció.

Una decepción muy grande. Mucho más grave de lo que nos van a querer vender los que aseguran que fue un partido muy igualado en el que apenas sucedió nada en el partido más cómodo del Athletic. Pues cuando ocurre eso, normalmente la Real pierdeporque tiene un problema acuciante con el gol, como lo demuestra que tras ponerse por delante lo que estaba descartado era el triunfo visitante, y porque desde la final de la Copa, en la que su planteamiento fue soberbio y humilló a Marcelino en la pizarra, Imanol no encuentra ninguna fórmula para imponerse al Athletic. Y su plan fue el mismo que el de los tres años anteriores. No puede ser.

Esto no es un partido más, va mucho más allá. Y el que no lo comprenda y el que no lo sufra demasiado es que no entiende nada de lo que es el derbi vasco. Ya va siendo hora de poner punto final a esta racha infame. Estamos muy cansados del tema.

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