En verano, miles de personas se manifestaron contra el turismo de masas y el sábado muchas más salieron a las calles contra los altos alquileres. Los residentes locales, sindicatos de alquileres, copropietarios y colectivos ondearon banderas y pancartas con un mensaje claro: “¡Se acabó! Bajemos los alquileres”. Ya es suficiente, los alquileres deben bajar. Barcelona, la capital catalana, se ha vuelto tan popular en tan solo unos años que sus residentes sufren mucho.
La vivienda asequible es un gran problema en Barcelona, que lucha por encontrar el equilibrio entre fomentar el turismo -una importante fuente de ingresos- y hacer que la ciudad sea habitable para sus residentes. Fenómenos como la gentrificación y los propietarios que sólo permiten alquileres a turistas a corto plazo son motivo de preocupación.
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El precio medio del alquiler en el segundo trimestre de 2024 fue casi un 70 por ciento más alto que en el mismo período de 2014, hace diez años. Los datos proceden del sector inmobiliario catalán.
Según los organizadores, en la protesta participaron unas 170.000 personas, mientras que las autoridades cifraron la cifra en 22.000. En fin, muy decidido y concreto. “Gastamos más de la mitad de nuestro salario en alquilar un apartamento. Los propietarios se están volviendo más ricos, los inquilinos se están volviendo más pobres. Esto tiene que parar”, afirmó Carme Arcarazo, de 28 años, portavoz de las colectivas de inquilinos. Exigen una reducción a la mitad de los precios medios de alquiler, una política diferente de (demasiadas) propiedades desocupadas, una política de gestión turística y más arrendamientos de duración indefinida. De lo contrario, según los inquilinos, se podría provocar una huelga general de inquilinos, durante la cual dejarían de pagar.
Medidas
También en otras partes de Cataluña, en Burgos, Asturias y Jerez de la Frontera, activistas salieron a las calles el sábado para hacer campaña por viviendas asequibles. El gobierno anunció medidas: habrá un límite a los alquileres a corto plazo para turistas en el mes de julio, y las ofertas en plataformas populares como Airbnb y Booking.com serán investigadas más a fondo para verificar si cuentan con los permisos necesarios.
A principios de este año hubo protestas en Madrid, Sevilla y Málaga, así como en las Islas Canarias, donde los trabajadores temporeros, principalmente en el sector de la restauración, difícilmente pueden alquilar una casa a un precio aceptable. Algunos duermen según Reuters toda una temporada alta en caravana, o en su coche.