Según el Elíseo, Emmanuel Macron respondía al interrogatorio de un haitiano que cuestionaba el papel de Francia en la triste situación en la que se encuentra su país. Desgraciadamente tenemos la triste costumbre de ver llegar malas noticias desde Haití, pero las noticias que se han sucedido desde el 11 de noviembre son especialmente preocupantes: 150 muertos, 92 heridos, más de 20.000 desplazados obligados a huir de determinadas zonas de la capital. , Puerto Príncipe, donde la influencia de las bandas se ha extendido aún más tras los últimos enfrentamientos; ahora controlan el 85% de la ciudad.
“Esto no es sólo una nueva ola de inseguridad, es una escalada dramática que no muestra signos de apaciguamiento”, advirtió el miércoles al Consejo de Seguridad Miroslav Jenca, subsecretario general de la ONU encargado de las Américas.
1 El contexto
Haití, con 12 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo. La primera república negra de América, que obtuvo su independencia en 1804, sufre desastres naturales (ciclones y terremotos recurrentes) y crisis políticas. El país, que nunca se recuperó del terremoto más mortífero de su historia, en 2010, con sus 300.000 muertos y un millón de personas sin hogar, ya no tiene presidente desde el asesinato del titular en 2021 y no ha celebrado elecciones desde 2016. .
La debilidad del ejecutivo ha permitido la aparición de bandas criminales que someten a la capital a todo tipo de violencia y saqueo. La ONU estima que de los 1.233 asesinatos registrados en Haití entre julio y septiembre de 2024, las pandillas son responsables del 47% (y las fuerzas del orden, del 45%).
Puerto Príncipe, privada de vuelos comerciales, también vio cómo la ONU suspendía sus vuelos humanitarios para redirigirlos al aeropuerto de Cap Haïtien, en el norte del país.
En febrero de 2024 formaron una alianza llamada “Viv Ansanm” (Vivir Juntos), que derrocó al primer ministro Ariel Henry. Desde abril, un consejo presidencial de transición (CPT), que reúne, sin mandato popular, a los diferentes componentes políticos, garantiza el poder ejecutivo.
2 la chispa
El origen del nuevo estallido de violencia que comenzó el 11 de noviembre fue la destitución, la víspera, del Primer Ministro Gary Conille, en el cargo apenas cinco meses. No pudo vencer a las bandas, que llevan meses perpetrando ataques en Puerto Príncipe, y el 14 de noviembre tomó el control de un distrito estratégico de la capital. Esto provocó la huida de una población exhausta que a menudo ya vivía en viviendas improvisadas. En cuatro días, 20.000 personas abandonaron sus hogares, elevando a 700.000 el número de desplazados en el país.
El 11 de noviembre, el mismo día en que prestó juramento el nuevo Primer Ministro designado por el CPT, Alix Didier Fils-Aimé, disparos de bandas armadas apuntaron a tres aviones en la pista del aeropuerto de Puerto Príncipe, que estaba cerrado. Lo que llevó al día siguiente a la decisión de la FAA, el regulador de la aviación civil estadounidense, de prohibir a las empresas estadounidenses prestar servicios en el país. Puerto Príncipe, privada de vuelos comerciales, también vio cómo la ONU suspendía sus vuelos humanitarios para redirigirlos al aeropuerto de Cap Haitien, en el norte del país.
A esto se suma que el miércoles Médicos Sin Fronteras (MSF) suspendió sus actividades, informando de un aumento de las amenazas de las fuerzas del orden contra su personal y de ataques a determinadas ambulancias. El 11 de noviembre, dos pacientes murieron en uno de estos ataques.
El martes 19 de noviembre, las bandas lanzaron una ofensiva sobre varios sectores de la capital, y la policía, con la ayuda de grupos de autodefensa civil, mató a varias decenas de estos milicianos. Fuimos testigos de escenas de linchamientos y cadáveres quemados en la calle. Uno de los líderes de la banda que lanzó este ataque a través de un llamamiento en las redes sociales, Jimmy Chérisier, alias “Barbecue”, exigió la dimisión del Consejo Presidencial de Transición.
“El aislamiento de Puerto Príncipe amplifica una situación humanitaria ya desastrosa”, afirmó Grégoire Goodstein, responsable para Haití de la Organización Internacional para las Migraciones, en un comunicado de prensa. “Nuestra capacidad para brindar ayuda está llegando a sus límites. Sin apoyo internacional inmediato, el sufrimiento empeorará exponencialmente”, advirtió.
3 La respuesta internacional
El poder existente en Haití, cada vez más frágil, no parece capaz de vencer a las pandillas. Pide transformar la misión multinacional de apoyo a la seguridad humanitaria que ya existe en una fuerza de la ONU, pero que sólo ha desplegado 400 policías, en su mayoría kenianos, de los 2.500 previstos durante el año pasado.
Las fuerzas de paz no están ahí para “luchar contra el crimen en áreas urbanas o salvar un estado disfuncional”, dijo Rusia al Consejo de Seguridad de la ONU.
Un llamamiento respaldado por Estados Unidos al Consejo de Seguridad de la ONU, donde enfrenta la oposición de Rusia y China. El papel de las fuerzas de paz “es mantener la paz, no luchar contra el crimen en las zonas urbanas o salvar un Estado disfuncional sumido en un conflicto nacional”, comentó el embajador adjunto ruso, Dmitry Polyanskiy, mientras su homólogo chino recordó los lamentables precedentes de intervenciones de la ONU en Haití, como como el despliegue de soldados que habían propagado allí el cólera, provocando una epidemia que mató a más de 10.000 personas.