La poca confianza del delantero es sólo una muestra del punto más bajo en el que se encuentra el campeón tras perder tres partidos seguidos
“El Manchester City no te da vueltas”, dijo Gary Neville durante el período previo al título de la Premier League de la temporada pasada. “Siempre dijiste en los años pasados que habría un giro y una vuelta, que algo sucedería. No estoy seguro de que vaya a suceder”.
Neville podría haber demostrado su eficacia en ese momento, cuando el equipo de Pep Guardiola mantuvo a raya la amenaza del Arsenal y consiguió un cuarto título consecutivo, un récord, al ganar sus últimos nueve partidos. Pero en este momento el City no sólo está retorciéndose, sino que ha caído de bruces.
Por tercera vez en la era Guardiola, han perdido tres partidos seguidos en todas las competiciones, cayendo ante el Tottenham en la Copa Carabao antes de ser derrotados por el Bournemouth y luego destruidos por el Sporting CP de Rubén Amorim. Y el siguiente es el viaje más complicado a Brighton, que ofrece una seria amenaza de que el City sufra una cuarta derrota consecutiva por primera vez bajo el mando de Guardiola.
No es exagerado decir que el catalán afronta el reto más duro de su gloriosa etapa al mando del Etihad Stadium. Y la forma en que lo navegue afectará el destino del título de la Premier League, además de impactar si esta será o no su última campaña con el club.
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