Se trata de una misión sin precedentes que los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado llevarán a cabo juntos, del lunes 11 al miércoles 13 de noviembre, en Nueva Caledonia. La señal, aseguran Yaël Braun-Pivet y Gérard Larcher, de que el expediente requiere la movilización de todas las instituciones del país. El 13 de mayo, después de meses de movilización pacífica por la independencia, estalló una violencia urbana devastadora en la Gran Numea. Poco después, la Asamblea Nacional adoptó un proyecto de ley constitucional que modificaba el electorado de Nueva Caledonia, un texto impulsado por Emmanuel Macron y los leales, pero rechazado por los separatistas. Ante las desastrosas consecuencias de la insurrección para los 270.000 habitantes de Caillou, el Estado debería movilizar 1.400 millones de euros en créditos excepcionales para 2024-2025.
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El primer ministro, Michel Barnier, podría visitar el territorio a principios de 2025. En Matignon, donde se adjunta el expediente, una misión técnica pilotará la reconstrucción en colaboración con el ministro de Ultramar, François-Noël Buffet. Al mismo tiempo, el ejecutivo quiere que se reanuden los debates políticos, con la perspectiva de una reunión entre independentistas y no independentistas en el Elíseo a finales de año.
Ya en mayo, los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado habían convocado una misión de diálogo. Los dos parlamentarios creen hoy que las responsabilidades por la crisis son múltiples. Piden un “nuevo método” para que los neocaledonios puedan dialogar sobre la cuestión de la autodeterminación y escribir el futuro de su territorio. Según ellos, es necesario vincular la respuesta económica a una solución política ” original “ de “soberanía compartida” con Francia, para sacar a Nueva Caledonia de la rutina.
Estás a punto de partir hacia una misión bicéfala sin precedentes en Nueva Caledonia. ¿Cuál es su significado, seis meses después de la explosión de violencia del 13 de mayo?
Gerard Larcher: La situación generada por el 13 de mayo es la de una tragedia. Y la tragedia, como decía La Rochefoucauld, puede permitir a las personas encontrarse a sí mismas. Los neocaledonios quieren retomar la vía del diálogo, aunque no será fácil. Estamos aquí para ayudar, con humildad, pero no será una misión más. En total estaremos fuera seis días, en pleno examen del presupuesto, que no es poca cosa. Es hora de decir que Nueva Caledonia tiene un futuro que puede compartirse.
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